Se trata de una historia que recuerda "El salario del miedo", pues también aquí hay que llevar unos camiones por una ruta peligrosa hasta un oasis del Sahara. Los personajes están bien creados y corresponden a la atmósfera realista del cine negro francés.
Preside el guion la misma fatalidad del film de Clouzot y un parecido desenlace trágico, aunque existe distancia artística.
Mezcla de logrado film de venturas y de reflexión sobre la ambición fracasada, consigue interesar de principio a fin, con abundante acción y buenos actores secundarios haciendo de protagonistas.
Destaca la interpretación de Roberto Camardiel en su personaje de camionero cruel y simpático al tiempo.
Es una de esas sorpresas que producen ciertas coproducciones desconocidas del cine europeo de los sesenta.