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España España · Granada
Voto de Nadja:
7
Ciencia ficción. Intriga. Terror Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) son una joven pareja que se ha planteado la compra de su primera casa. Para ello visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas, que les acompaña a Yonder (una nueva, misteriosa y peculiar urbanización donde todas las casas son idénticas), para mostrarles una vivienda unifamiliar para ellos. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2020
39 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda película del director Lorcan Finnegan supone una apuesta altamente arriesgada e innovadora y tal vez ese sea su mayor atractivo, crear algo diferente en un mercado (el del mundo del terror y la ciencia ficción) donde cada nueva película parece una copia de la anterior. Con un guion brillante, que el mismo y Garret Shanley idean, nos encontramos ante una propuesta terrorífica y sorprendente por partes iguales. Si hubiera que definirla dentro de un género propio seria dentro del terror surrealista.


Los primeros minutos del film son claves para entender su posterior desarrollo y su desenlace final. En pantalla se nos presenta un nido de polluelos donde uno de ellos tiene mayor tamaño que el resto de sus compañeros. El polluelo del que hablamos va expulsando a los más pequeños y débiles del nido, hasta ocupar el nido y al final se descubre que pertenece a otra especie. Es un cuco. De este modo, se nos presenta a una especie parasitaria que a lo largo del film nos recordara a su vez a la propia especie humana.


Nosotros también somos cucos. Seres que pueden parecer aterradores si se los observa detenidamente. Casi sin darnos cuenta nos hemos convertido en los depredadores más grandes de la tierra. Usamos el poder y los medios que poseemos a nuestra disposición para doblegar a las demás especies que nos rodean (esas a las que consideramos inferiores), ocupamos sus hábitats y eliminamos de este modo el mundo natural que los rodea. Los obligamos a desplazarse y nos servimos de ellos para subsistir. Sin embargo, lo más terrorífico es que estamos tan acostumbrados a nuestra supuesta superioridad, que ni siquiera somos conscientes de todas estas acciones que desarrollamos de forma indiferente cada día. Pero, ¿qué pasaría si la jerarquía no acabara en nosotros mismos, si pudiéramos ser parasitados a su vez por especies superiores?


Finnegan parece apuntar a esta dirección al colocar a una pareja que busca un piso y acaba atrapada en una urbanización minimalista donde predominan el blanco y el verde, queriendo eliminar cualquier atisbo de personalidad individual, dos seres que se verán obligados a intentar escapar constantemente del ambiente claustrofóbico y opresivo que les rodea.


No obstante, introduce un tercer elemento sumamente atractivo. Y este es la aparición de un bebe en una caja de cartón al que deberán criar como a un hijo para ser liberados más tarde. La aparición de este tercer personaje marca todo el desarrollo del film y su peculiar personalidad y modo de comportarse recrearan algunas de las escenas más peculiares y emblemáticas durante el transcurso de la cinta. No entro más en este punto, porque considero que la película se debe disfrutar sabiendo lo mínimo de ella.


Estamos ante un cine de sensaciones e ideas. Una especie de hibrido que nos hace recordar los mundos literarios de Kafka y el gusto por lo macabro y desconcertante de David Lynch. Lo más aterrador de esta propuesta no llega a ser lo que se ve, es decir lo que aparece en la pantalla. El terror y la tensión parecen escalonarse en diferentes pisos, visibles e invisibles. Y lo más desconcertante acaba por ser ese enigma, que solo intuimos a medias y que contiene en su interior las sensaciones más espeluznantes que pueden alterar la mente humana. Mientras Lynch optaba por un terror más palpable. Aquí el terror llega a ser un estado subyacente, que se acaba por descubrir al final del film en un par de escenas memorables que resultan difíciles de olvidar.


Con un elenco donde destaca la pareja protagónica; Imogen Poots y Jesse Eisenberg, ambos están esplendidos en el desarrollo de sus personajes, pero destaca sobre todo el papel de Imogen Poots que recibe mayor carga dramática que su compañero. Destacar también al aterrador Eanna Hardwicke y al pequeño Senan Jennings, que consiguen helarnos la sangre con cada una de sus apariciones.


Después de esta película, más de uno se va a cuestionar si merece la pena la paternidad. Muy recomendable para visualizar durante la cuarentena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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