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Voto de Pallando:
10
7,1
10.875
Bélico. Drama
En 1937, durante la segunda guerra chino-japonesa, John (Christian Bale), un maquillador de cadáveres, llega a una iglesia católica de Nankín para preparar al párroco antes de su entierro. Las terribles acciones del ejército invasor japonés lo convierten a su pesar en protector de las alumnas de un convento y de las prostitutas de un burdel cercano. Tendrá entonces la oportunidad de saber qué significan el sacrificio y el sentido del ... [+]
19 de marzo de 2012
155 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar quiero zanjar el asunto sobre el trato que se hace de los japoneses para poder meterme de lleno en la película. Más allá de que las bochornosas acciones niponas en la ocupación de China están más que documentadas lo importante no es quedarse con un conflicto de nacionalidades, Zhang Yimou lo que retrata es el horror de la guerra. El mismo horror de soldados enloquecidos sin control del mando que sufrimos en España cuando las tropas napoleónicas y luego las inglesas de Wellington pasaron, el mismo que sufrieron en Polonia cuando pasaron las tropas nazis y soviéticas. Y nunca te muestra a uno de los malvados cabecillas que está detrás de todo (eso sí sería maniqueísta), solamente a oficiales mandados sin escrúpulos que escoden su cobardía ética tras el consabido "sólo obedezco órdenes".
Zhang Yimou lo que quiere retratar es la situación dantesca que produce la entrada en una ciudad de enemigos armados que pueden violar y matar sin rendir cuentas a nadie. Y lo hace a la perfección, el enorme desasosiego que te produce ver a uno de los protagonistas cuando deambula por esas calles sólo es comparable al de una película de terror. El director nos hace sentir el mismo miedo de cualquier civil ante una ocupación militar. Que tremendo desamparo, ni siquiera dentro de los muros de la congregación están a salvo.
El guión es mucho mejor de lo que parece en un primer momento. La evolución del maquillador de cadáveres es brutal y creíble (grandísimo Bale, tanto tiempo después del Shanghai del Imperio del Sol) pasa de ser un buscavidas descreído a casi un hombre de fe, por ver lo que ve. La relación entre las chicas aún puras y las chicas hace tiempo corrompidas es maravillosa; del desprecio total a una fraternal devoción, por lo mismo, por ver lo que ven y compartir sufrimientos entre cuatro paredes. Y a esto suma el papelón de Tianyuan Huang, un chaval desbordado entre un mundo de adultos sin piedad que se hace responsable de cuidar a las niñas. Creo que mostrar la evolución de todo esto es mucho más profundo que lo que hacen otras películas de culto, los que no lo hayan apreciado que le peguen otro visionado a la película porque lo merece.
A esto suma la maestría visual de Zhang Yimou, con esas imágenes casi oníricas de las explosiones, con esos balazos que significan mucho más que un trozo de plomo candente, con esas escenas más gore que transforman la sangre en pena y sobretodo con esas maravillosas imágenes desde el rosetón de la catedral.
Zhang Yimou lo que quiere retratar es la situación dantesca que produce la entrada en una ciudad de enemigos armados que pueden violar y matar sin rendir cuentas a nadie. Y lo hace a la perfección, el enorme desasosiego que te produce ver a uno de los protagonistas cuando deambula por esas calles sólo es comparable al de una película de terror. El director nos hace sentir el mismo miedo de cualquier civil ante una ocupación militar. Que tremendo desamparo, ni siquiera dentro de los muros de la congregación están a salvo.
El guión es mucho mejor de lo que parece en un primer momento. La evolución del maquillador de cadáveres es brutal y creíble (grandísimo Bale, tanto tiempo después del Shanghai del Imperio del Sol) pasa de ser un buscavidas descreído a casi un hombre de fe, por ver lo que ve. La relación entre las chicas aún puras y las chicas hace tiempo corrompidas es maravillosa; del desprecio total a una fraternal devoción, por lo mismo, por ver lo que ven y compartir sufrimientos entre cuatro paredes. Y a esto suma el papelón de Tianyuan Huang, un chaval desbordado entre un mundo de adultos sin piedad que se hace responsable de cuidar a las niñas. Creo que mostrar la evolución de todo esto es mucho más profundo que lo que hacen otras películas de culto, los que no lo hayan apreciado que le peguen otro visionado a la película porque lo merece.
A esto suma la maestría visual de Zhang Yimou, con esas imágenes casi oníricas de las explosiones, con esos balazos que significan mucho más que un trozo de plomo candente, con esas escenas más gore que transforman la sangre en pena y sobretodo con esas maravillosas imágenes desde el rosetón de la catedral.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sólo en La Lista de Schindler he podido sentir la misma repulsión ante la guerra que transmite esta película. Pero incluso en una película tan cruda como esta, qué maravilla de imágenes nos ofrece Zhang Yimou.
Al principio parece que el recinto de la catedral es un castillo inexpugnable, pero pronto te das cuenta de que no lo es. ¿Soy el único al que le encanta la redención heroica del protagonista? Pasa de emborracharse vestido de cura e intentar tirarse a una prostituta, de intentar esconderse en un armario a (tras ver a todas las niñas al borde de la violación y la muerte) aparecer fingiendo autoridad y determinación, que pronto se desvanece cuando ofrece el cuello a su verdugo. La gente no es plana, y efectivamente puede evolucionar antes los hechos de la vida, sobretodo si son de este calibre.
Los seguidores de Zhang Yimou sabemos lo que le gusta incluir a algún mirón entre sus personajes (lo siento la palabra francesa me da grima), pero las de la estudiante protagonista en esta película, a través del rosetón roto, superan a todas las que haya hecho antes.
La prostituta principal está sublime, pero también lo está Dou cuando consuela al soldado moribundo, que con ese color exageradamente cadavérico que le impone a propósito el director representa la muerte de toda la ciudad china.
Y para mí la escena más emocionante y brutal de la obra, cuando el pequeño chaval al que el antiguo Padre de la catedral le encomienda cuidar de las niñas, ofrece su vida para cubrir el hueco que falta porque siente que no ha hecho lo suficiente para protegerlas y ve la oportunidad de redimirse con ello. Bale le pide que salte y se asegura de que es consciente de lo que le pasará (soldados borrachos sintiéndose engañados cuando pretendan violarle), pero el chico dice que aguantará hasta al final para darles más tiempo. En ese momento se me saltaron las lágrimas a borbotones.
Y en cuanto a la moraleja de la película, las flores del prostíbulo sacrificándose para salvar su niñez representada en otras niñas como las que antes fueron ellas, que decir, sublime. Al comienzo parece que las niñas son el ejemplo para las prostitutas, al final de la película te das cuenta de que los únicos que merecen servir de ejemplo a los demás son las chicas de la calle y el chico que suben a ese camión. Ellas y él son los que dan su vida para salvar a un falso cura y a unas niñas que huyen a la desesperada. Que maravilla de gesto y de moraleja.
Al principio parece que el recinto de la catedral es un castillo inexpugnable, pero pronto te das cuenta de que no lo es. ¿Soy el único al que le encanta la redención heroica del protagonista? Pasa de emborracharse vestido de cura e intentar tirarse a una prostituta, de intentar esconderse en un armario a (tras ver a todas las niñas al borde de la violación y la muerte) aparecer fingiendo autoridad y determinación, que pronto se desvanece cuando ofrece el cuello a su verdugo. La gente no es plana, y efectivamente puede evolucionar antes los hechos de la vida, sobretodo si son de este calibre.
Los seguidores de Zhang Yimou sabemos lo que le gusta incluir a algún mirón entre sus personajes (lo siento la palabra francesa me da grima), pero las de la estudiante protagonista en esta película, a través del rosetón roto, superan a todas las que haya hecho antes.
La prostituta principal está sublime, pero también lo está Dou cuando consuela al soldado moribundo, que con ese color exageradamente cadavérico que le impone a propósito el director representa la muerte de toda la ciudad china.
Y para mí la escena más emocionante y brutal de la obra, cuando el pequeño chaval al que el antiguo Padre de la catedral le encomienda cuidar de las niñas, ofrece su vida para cubrir el hueco que falta porque siente que no ha hecho lo suficiente para protegerlas y ve la oportunidad de redimirse con ello. Bale le pide que salte y se asegura de que es consciente de lo que le pasará (soldados borrachos sintiéndose engañados cuando pretendan violarle), pero el chico dice que aguantará hasta al final para darles más tiempo. En ese momento se me saltaron las lágrimas a borbotones.
Y en cuanto a la moraleja de la película, las flores del prostíbulo sacrificándose para salvar su niñez representada en otras niñas como las que antes fueron ellas, que decir, sublime. Al comienzo parece que las niñas son el ejemplo para las prostitutas, al final de la película te das cuenta de que los únicos que merecen servir de ejemplo a los demás son las chicas de la calle y el chico que suben a ese camión. Ellas y él son los que dan su vida para salvar a un falso cura y a unas niñas que huyen a la desesperada. Que maravilla de gesto y de moraleja.