Atenazada por una aceptable banda sonora, que es lo único que salva este melodrama lleno de faltas e incoherencia, esta película con la estúpida traducción de "Una mujer difícil" nos relata una historia que promete más de lo que se espera uno.

Cuando uno ve una película no espera verse reflejado en ella pero sí una pizca de factor humano, que las reacciones de los protagonistas sean normales ante situaciones comprometidas (la reacción del joven en la tienda de fotografía es la mejor prueba).

Desarrollada de forma excesivamente atenuada y a menudo tremendamente insufrible, nos muestra como personajes tan desagradables como el de este joven que contratan como ayudante de escritor, esbozan continuamente falta de respeto y raciocinio ante las personas y los sentimientos. Situaciones incongruentes sin explicaciones sólidas en un enjambre de historias en las que la factibilidad brilla por su ausencia.
De la quema tampoco se salvan los actores. Jeff Bridges parece disfrutar sobreactuando y poniendo gestos. Kim Basinger continúa con su expresión de víctima que tan buen resultado le dió en "L.A. Confidential".
Mimi Rogers no sabemos exactamente qué diantres pinta aquí, en uno de los papeles más absurdos que recuerdo.

El problema de estas películas en la que los protagonistas esconden más de lo que muestran y los diálogos son escasos, es que es difícil que el espectador entienda ciertas actuaciones y este es el fallo del guión, escueto y plano.
Tal vez la novela solucionara este pequeño detalle.

Puede que tuviera un mal día, pero el resultado final no levanta el vuelo, simplemente acaba confirmando lo que uno teme durante el primer cuarto de hora: que esta película es un coñazo.