Cuando una película juega en muchas bandas, un toque de acción por allá, risas certeras por acá y un historia de thriller de detectives como escenario, lo que puede ocurrir es que caiga en el absurdo si no se hace con destreza.
Al principio consigue su propósito, pero pronto comienza a desinflarse cual globo barato.
Lo peor que puedes hacer al ver esta película es tomártela en serio, sus guiños dignos de la saga "American Pie" y sus constantes y ácidas insinuaciones al cine de uso producen emociones contrapuestas en el espectador llegando incluso a forzar la máquina de forma desmesurada.
Por un lado te estás riendo, pero por otro lado sabes que lo que estás viendo no tiene ni pies ni cabeza.
Así que la trama es lo que menos importa, no le den más vueltas porque es una chorrada, y hay demasiadas curvas para llegar a nuestro destino, puede que uno se pierda ante tanto barullo.
Tampoco hacía falta que jugaran con el cliché del personaje gay, ¿hacía falta que nos recordaran cada 5 minutos que el personaje de Paris es gay?

El aprobado justito se lo merece, porque es original en la puesta de escena, porque uno se ríe ante las mofas constantes que se hacen y porque no está mal interpretada tampoco.