Media votos
7,3
Votos
199
Críticas
2
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Dionisio:
8
8,1
21.825
Drama
El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
27 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fresas salvajes (Smultronstället), de Ingmar Bergman, es una dulce reflexión sobre la vida, sobre el amor y sobre la muerte, pero su dulzura va acompañada de las terribles sensaciones que te hace experimentar por medio de su protagonista, Isak Borg (Victor Sjöström). Llegué a esta obra cinematográfica al enterarme de que había servido directamente a Woody Allen para Deconstructing Harry (1997), una de mis películas favoritas. Isak es un anciano doctor que debe ir a un reconocimiento académico a la facultad. Este viaje físico para recibir el homenaje se irá alternando con el viaje al pasado, el viaje onírico que realiza simultáneamente. La mayor genialidad de esta obra es el tratamiento del protagonista, la capacidad de análisis individualizado a través del aislamiento del mismo. La cámara en primer plano en el rostro del anciano, las secuencias que reviven el pasado y la narración de los acontecimientos por él focalizan la atención del espectador en su persona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ambos viajes, el físico y el mental, son viajes de conversión, de reconocimiento y de autoconocimiento. Isak verá a varias parejas en la vida real: la pareja de la gasolinera, simplemente felices, la pareja que recogen en la carretera, caídos en el error de la ofensa mutua, la pareja de Sara y la dualidad del creyente y el ateo, símbolo de las opciones de Isak, y finalmente, su nuera y su hijo que, reconciliados, sirven de ejemplo para el doctor. Su hijo es un pequeño Isak que cambia en la treintena y se deja embelesar por su mujer que le lleva hacia otro camino. Isak, sin embargo, cambia y transforma su mente en la senectud. Resulta memorable el episodio onírico en que Isak es examinado y no puede acertar ninguna pregunta. Es condenado como “culpable de culpabilidad”, una escena kafkiana donde Isak paga por sus errores y contempla la infidelidad de su mujer en el pasado.
Isak termina por darse cuenta de todo y experimenta una transformación. Se lamenta: Ya estoy muerto aunque todavía esté vivo. Es una película triste que nos machaca sin piedad mostrándonos cuál es el mayor castigo para el ser humano. Sin embargo, hay una vía de escape para ello y hay tiempo para rectificar. Isak terminará por valorar el amor hacia los demás tras el ejemplo de su hijo, y a la pregunta de cómo van sus problemas de corazón responderá que ya está curado. La obra acaba con Isak en un primer plano en su cama después de haber evocado otro sueño de su infancia. Al final, esboza una leve sonrisa que puede apreciar difícilmente el espectador, pero que es un aire de esperanza.
Isak termina por darse cuenta de todo y experimenta una transformación. Se lamenta: Ya estoy muerto aunque todavía esté vivo. Es una película triste que nos machaca sin piedad mostrándonos cuál es el mayor castigo para el ser humano. Sin embargo, hay una vía de escape para ello y hay tiempo para rectificar. Isak terminará por valorar el amor hacia los demás tras el ejemplo de su hijo, y a la pregunta de cómo van sus problemas de corazón responderá que ya está curado. La obra acaba con Isak en un primer plano en su cama después de haber evocado otro sueño de su infancia. Al final, esboza una leve sonrisa que puede apreciar difícilmente el espectador, pero que es un aire de esperanza.