Ciertamente la película es bizarra, pero falla en las pretensiones dramáticas y en no dejarse llevar, precisamente, por los caminos más bizarros. De hecho, uno no entiende qué pintan los extraterrestres, de apariencia tan cutre e inexplicadas cualidades. Todavía peor es cuando lo entendemos al final (ver spoiler). Los únicos momentos buenos se producen en tono de comedia con el grupo de camareros, o en los momentos de denuncia social inteligente, como en la primera escena (la prostituta fabricante de muebles). Luego se pierde en un fárrago melodramático muy manido y nada logrado (la historia del travesti, el secreto del padre, etc.). Por ello, no llega a ser interesante ni siquiera para los amantes de las rarezas.