John and the Hole (2021) es una película un tanto oscura sobre un joven de trece años que mantiene una relación tensa con su familia. Primera película de Pascual Sisto, con guión del argentino Nicolás Giacobone. De buena factura, carece de una resolución que termine de atar lo que propone.

Por Nicolás Bianchi

Un recurso habitual del cine independiente de estos tiempos es utilizar el recurso del formato de pantalla cuadrado( o 4:3), lo que suele proveer un marco que en la actualidad es comúnmente considerado como elegante. Tal es el caso de John and the Hole, cuya realización técnica está correctamente lograda. La narración también cuenta con un planteo intrigante aunque luego no termina de satisfacer las expectativas que se abren.

John (Charlie Shotwell) es un flaquísimo joven que está por ingresar a la adolescencia a sus trece años y presenta un carácter un tanto inseguro aunque nada fuera de lo común para alguien de su edad. Lo que sí se sale de la norma es una prueba que realiza John con el jardinero de su casa, a quien le ofrece una limonada con un aditivo que le provoca un desmayo.

El protagonista de la película es miembro de una familia muy bien acomodada que vive en una casa moderna y amplia en un gran terreno que incluye una zona boscosa en la que hay un búnker a medio construir. En una cena John adultera las bebidas, lo que provoca el desvanecimiento de su padre Brad (Michael C. Hall de Dexter), su madre Anna (Jennifer Ehle) y su hermana Laurie (Taissa Farmiga), que cuando se despiertan se encuentran en el gran pozo de cemento que hay en algún lugar de la propiedad.

La película inevitablemente tiene un aire al cine de la crueldad, sobre todo a Funny Games (1997) de Michael Haneke, aunque con algunos puntos menos de sadismo. Sin dudas, el acto del protagonista, que recluye a su familia, es artero y despreciable, pero a la vez conserva cierto aire de travesura juvenil extrema, en la que John disfruta de su casa vacía, el auto de su padre y las cuentas bancarias que lo abastecen de los dólares que necesita para sostener su tren de vida.

El tono de la historia siempre se mantiene dentro del carril del drama, con particular atención al sesgo psicológico de John, que atraviesa un trance dificultoso, más allá de que se exprese cometiendo un acto vil. A la par de la trama principal se muestran unas muy escuetas escenas de otros dos personajes, una niña y su madre, que revierten la historia que cuenta el film. En vez de que un preadolescente someta a su familia, aquí la madre abandona a su hija. No queda del todo claro cuál es el propósito de este otro relato, aunque quizás se trate de darle cierto aire de fábula a lo que hace John, como si fuera un mito urbano. El título, al menos, está formulado en ese sentido, como se podría llamar un cuento.

El planteo y el desarrollo de la película son intrigantes ya que el comportamiento del protagonista es incierto, lo que está bien contado. Pero si había alguna posibilidad de que haya en el film algún comentario, más allá de la alteración que siempre supone en este tipo de historias la transición de la infancia a la adultez, esto se desperdicia en un desenlace que decide no hacerse cargo de lo contado. Como si se evadiera contestar una pregunta crucial. Hasta ese punto la película, desde el punto de vista cinematográfico y narrativo, había funcionado aceitadamente. Pero, al final, sufre de la misma inseguridad que puede experimentar un adolescente de trece años.

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