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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
4
Acción Christian es un policía danés de Copenhague que se asocia con una oficial para intentar localizar al asesino de su compañero, un libio que tiene importantes conexiones.
29 de diciembre de 2020
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Domino (2019) es por ahora la última película de Brian De Palma. Se trata de una fallida historia de acción y espías, en la que un dúo de policías daneses busca vengar la muerte de un compañero a manos de alguien vinculado con el terrorismo internacional.

Por Nicolás Bianchi

El mejor momento de De Palma quizás haya sido en los 80 con películas como Dressed to Kill o Blow Out, con mención especial para Carrie en los 70 o las grandes producciones súper efectivas de The Untouchables o la primera Mission: Impossible. Son también muy destacables sus obras en el cine de mafia. Scarface y Carlito’s Way son muy buenas películas. Pero en algún momento todo lo que antes funcionaba dejó de hacerlo.

En Domino las piezas ya no caen en su lugar. Quizás lo mejor del largometraje sea la primera secuencia en la que la cámara del director acentúa que el detective Christian (Nikolaj Coster-Waldau) olvida su arma en casa de una amante cuando es llamado a una escena del crimen junto a su compañero Lars (Søren Malling). Allí se cruzarán con un cadáver mutilado y con Ezra (Eriq Ebouaney), un ¿terrorista?, un ¿agente doble?, un misterioso personaje vinculado con ese crimen.

La primera pieza del dominó cae bien y toca a la segunda. El olvido del arma provoca que cuando la situación se ponga áspera, Lars, que a su vez por aquella omisión le había prestado su pistola a Christian, no tenga cómo defenderse. Christian termina golpeado y con deseos de venganza, Lars agonizante en el hospital y Ezra misteriosamente raptado por un grupo de hombres de traje que llevan armas.

A partir de entonces Christian formará una nueva pareja policial con Alex (Carice van Houten) para llevar adelante una investigación que los llevará, además de por Dinamarca, por Bruselas y el sur de España. Gran parte del atractivo de la película está volcado sobre esta pareja de protagonistas, quizás para capitalizar parte del éxito que ambos tuvieron con sus personajes en la popular serie Game of Thrones. Más que la película de De Palma, Domino parece ser la de Jamie Lannister y la bruja Melisandre, ahora vestidos como lo hace la gente en el siglo XXI.

En cualquier caso la película no funciona. Ni la trama, excesivamente compleja y con demasiados giros cuando al final lo que importa es si los protagonistas capturan o no a quien buscan desde el fin de la primera secuencia, ni la resolución de las escenas de acción, generalmente cuando De Palma destaca sobre otros realizadores, contribuyen a mejorar el resultado final.

Donde antes había un pulso destacado para filmar acciones simultáneas que se resuelven con obsesión por el detalle ahora solo hay torpeza e imágenes que lucen baratas, de saldo. Probablemente sea porque el director de New Jersey ya no atrae la atención de los grandes estudios y sus abultados presupuestos. Aunque también puede ser que la cadena se haya cortado y en algún momento la pieza del dominó que tenía que tocar a la siguiente no lo hizo. Allí, como en la película, algo dejó de funcionar.
El Golo Cine
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