Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
6
Thriller Llueve copiosamente y en la calle no hay un alma. Araujo está refugiado bajo el alero de un local cerrado. Delante está la fachada del Banco Río. Es viernes 13 de enero de 2006. Los francotiradores del Grupo Halcón están a la espera de una orden. Más de tres centenares de policías diseminados por el lugar aguardan la voz de su jefe. Miguel Sileo, el negociador, deja diluir las esperanzas de que Vitette, uno de los líderes de la banda de ... [+]
3 de julio de 2020
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Ariel Winograd, de larga trayectoria en la comedia, filmó El robo del siglo (2020), basada en el famoso caso policial de enero de 2006. El guionista de la película es Fernando Araujo, quien fuera el ideólogo del golpe.

Por Nicolás Bianchi

El cine es una industria de la que salen productos de distinto tipo. El robo del siglo recrea el célebre caso en el que un grupo de asaltantes ingresó a una sucursal del Banco Río en Acassuso y luego de varias horas escapó, con un cuantioso botín, por un boquete previamente construido para tal fin. Ariel Winograd, el director, eligió un tono liviano, más cerca de la comedia que del drama, para contar la historia. El resultado está bien. El film es entretenido, incluye muchos hits musicales y se ve lindo. Podría considerarse que es una versión criolla en línea con las películas de robos de Hollywood al estilo de la saga Ocean´s Eleven, que basan parte de su éxito en un elenco repleto de estrellas.

En parte en El robo del siglo eso también sucede ya que los personajes principales son actuados por Guillermo Francella (El Uruguayo) y Diego Peretti (Fernando Araujo), que, con algún matiz, hacen de ellos mismos. Los roles fueron adaptados a los actores y no a la inversa, que es lo que suele suceder en la mayoría de las películas. Francella es el mismo personaje entre sinvergüenza y frustrado de siempre, un tanto más severo pero con los mismos tics a los que ha acostumbrado al público durante años. Es el “ladrón profesional” dentro de la banda. Peretti, a su vez, es el ideólogo, bohemio, despreocupado pero al final brillante que divaga y se va por las ramas cada vez que tiene la oportunidad de entablar un diálogo con alguien.

En parte la química entre ambos actores, casi a modo de dupla cómica y despareja, es lo que impulsa una película cuya trama conoce cualquier argentino que haya abierto un diario en algún momento de los últimos quince años. Al no poder contar con ningún efecto sorpresa, más allá de algún detalle que siempre es olvidado, Winograd recarga el peso de la película en ellos y un muy buen elenco en los papeles secundarios, dentro del que se destacan Pablo Rago como otros de los ladrones y Luis Luque como el mediador de la policía cuando transcurre el robo.

Dentro del tono amable de la película no hay villanos. Tanto los ladrones como especialmente el policía que interpreta Luque, que al final es especialmente resaltado como una suerte de héroe de la negociación en tomas de rehenes, son presentados como hombres amables, quizás pícaros pero no malvados. El más criminal de todos, Francella, cuando se ve en algún aprieto recurre a la seducción, a la mentira pero no a la violencia. Es un delincuente, a todas luces, “como los de antes”.

Lo que queda implícito en el film es que quien perdió plata en el robo fue el banco, lo cual, al parecer no está nada mal. No hay un representante jerárquico de la empresa, solo empleados rasos o gerentes de sucursal. El daño, entonces, no tiene un destinatario concreto, sino que es a una entidad o institución, al poder financiero que nos oprime cotidianamente, aunque ya esa calificación puede estar más en los pensamientos de los espectadores ocasionales que en lo que se trasluce de la película, que no parece tener ninguna intención de llegar a semejantes conclusiones. Porque si está bien que le roben a un banco, que por lo general opera en un marco de legalidad, hay algo que está mal en el mundo, en Argentina y en la forma en que funcionan las entidades financieras.

No solo el largometraje en sí sino el papel que ocupa Fernando Araujo dan cuenta de ello. El ideólogo del robo, luego de cumplir algunos años de condena en la cárcel, es el guionista de la película. La mayor parte del botín nunca apareció, y la película lo celebra, de la misma manera que pone la tarea de Araujo al nivel de la de un artista.
El Golo Cine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow