Esta película ganadora del Oscar cuenta la historia de dos actores durante el pasaje entre el cine mudo y el sonoro, a fines de los años 20. Es muda en un 99 % y se presenta con todas las características de esa época.

Por Nicolás Bianchi

En The Artist la trama ocupa un lugar secundario. Lo que prima es el despliegue técnico e incluso actoral para hacer cine como se hacía en los años 20 del siglo pasado. Entonces, lo que el director francés Michel Hazanavicius propone es un paseo por las técnicas de filmación, de musicalización y de actuación de entonces. Si bien en algún momento la película amaga con romper ese esquema es posible considerarla como una obra de cine mudo, aunque muy fuera de época.

The Artist es también un film de cine sobre cine que vuelve sobre un tópico recurrente: el auge y caída de las estrellas. En principio, George Valentin (Jean Dujardin) es una celebridad que cosecha los aplausos y la admiración de multitudes. Entre sus fans se encuentra la joven Peppy Miller (Bérénice Bejo), que después de un encuentro casual con George comienza una ascendente carrera actoral.

Justo cuando George está en el pico de su fama, el avance tecnológico que permite el desarrollo del cine sonoro irrumpe en escena. De esta manera, su estrellato y su vida en general comienzan a caer en picada. Mientras la relación con su mujer Doris (Penelope Ann Miller) es cada vez más distante, el productor Zimmer (John Goodman) diseña un nuevo sistema de estrellas que lo deja de lado.

Ahora bien, más allá de las carreras opuestas de George y Peppy la película cuenta con una historia de amor que, en principio, no se concreta. A ambos personajes los une una fuerte atracción que con el correr de la historia se va a transformar en afecto sincero. En este sentido, cuando George esté por tocar fondo solo contará con la ayuda de su antigua colega, que es también una suerte de amante nunca concretada.

Hazanavicius respeta todos los elementos del cine de la época en la que transcurre la historia. El blanco y negro es riguroso, al igual que el formato cuadrado. Resulta también destacable la musicalización a cargo de Ludovic Bource, que acompaña a la perfección cada escena. A su vez, las actuaciones son respetuosas del estilo exagerado y cargado de histrionismo de las películas anteriores a las talkies (sonoras).

The Artist funciona bien en todo lo que propone y escoge un camino narrativo edulcorado y apartado de la oscuridad de muchas de las películas de la etapa muda de Hollywood. Es como si en ningún momento quisiera salirse de la comodidad del homenaje y del asombro que puede producir en un público seguramente no acostumbrado al cine mudo. Con respecto a esto, el film busca impactar con las destrezas técnicas que contiene y no con lo que cuenta. Por este motivo, resulta tan deslumbrante como banal y fácilmente olvidable.

Está disponible en HBO Max. Contacto: [email protected]