Dirigida por Gerard Johnstone (primera película). Este relato pone nuevamente en foco el problema de la inteligencia artificial, de una manera ácida y completamente entretenida. ¿Puede una muñeca robótica suplantar por completo a los padres?

Por Nicolás Bianchi

La ambición del científico Frankenstein, creado por la escritora Mary Shelley en el siglo XIX, era equipararse a Dios creando vida pero, como es sabido, su invento se le vuelve rápidamente en contra de manera trágica. En M3GAN quien ocupa este lugar es Gemma (Allison Williams), una diseñadora empleada en una corporación de juguetes que busca romper el mercado con una nueva invención.

Al mismo tiempo, busca que esta nueva muñeca solucione otro de los problemas de su vida. En la primera escena del film, la niña Cady (gran trabajo actoral de la pequeña Violet McGraw) pierde a sus padres en un accidente de tráfico. Ella iba en el asiente trasero, pero más allá de laguna lastimadura, resulta indemne. Como consecuencia, se muda a lo de su tía Gemma, soltera y súper profesional, sin mucho tiempo ni interés por criar a nadie.

Entonces, Gemma entrelaza ambos conflictos y empieza a probar a la muñeca M3GAN como compañera de la huérfana Cady. El lazo que las une se hace cada vez más fuerte, a punto tal que Cady ya no escucha a nadie más que su muñeca de tamaño real. Pero, en definitiva, M3GAN es un prototipo cuyo código no ha sido terminado de desarrollar por la presión de la empresa, encarnada en el CEO David (Ronny Chieng).

Esta producción de James Wan (creador de la saga Saw, Malignant e Insidious, entre otras) toma varias ideas ya explotadas y conocidas para crear una película con humor, por momentos tensa y siempre divertida. A lo dicho de Frankenstein se suma la idea de que las máquinas pueden elaborar sus propias conclusiones. De hecho, M3GAN llega a una conclusión similar a la de los androides de Terminator. En este sentido, para cumplir su misión, que es cuidar a la niña Cady, interpreta que debe llevar sus acciones a otro nivel (mejor no spoilear nada).

Además de entretener durante sus 100 minutos, M3GAN no deja de elaborar comentarios sobre las corporaciones, el contacto de los niños con la tecnología y el rol de los padres. Con respecto a esto último, Cady sufre un ataque de histeria total cuando es separada, con razón, de su muñeca. Esto plantea interrogantes sobre el uso de pantallas y dispositivos que generan ansiedad desde una etapa muy temprana.

En cuanto a su faceta de terror, M3GAN construye con prolijidad y dedicación sus momentos de climax. Siempre sugiere más de lo que muestra, dejando algún pequeño resquicio para la duda. De esta manera, se logran un par de escenas con la muñeca completamente desatada que resultan épicas (en el bosque y en el edificio corporativo). M3GAN es otro tiro de James Wan que da en el centro del blanco.

Se estrenó en cines y en el streaming Peacock en Estados Unidos. También se consigue online. Contacto: [email protected]