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Voto de JACHi:
1
6,8
8.403
Comedia
Vicent, cuarentón y triunfador, va a ser padre por primera vez. Invitado a cenar a casa de Élizabeth y Pierre, su hermana y su marido, se encuentra con Claude, un amigo de la infancia. Mientras esperan a Anna, la joven esposa de Vincent, entre el buen humor le hacen preguntas sobre su próxima paternidad. Pero cuando le preguntan si ya ha elegido un nombre para el niño, su sorprendente respuesta provoca el caos. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2016
4 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francesa. Insoportable y exasperantemente francesa. Eso es lo que es esta pretendida comedia de té de la tarde. Porque una cosa con la que casi todos los aficionados al séptimo arte estamos de acuerdo es que el cine francés cuando es bueno, es muy bueno; y cuando es malo, no es muy malo. Es una basura hedionda e insufrible, que por lo general se las da de rompe-moldes y de súper-cool. Con lo que además de quitarte las ganas de volver a ver pelis francesas nunca más (por miedo a que te endiñen otra asquerosidad de estas), te invade el impulso de querer estrangular a sus presuntuosos directores con su propia bufanda, o apuñalarles en el cuello con sus propias gafas de pasta.
Este mierdón no es súper-cool. Es ante todo burgués. Es cine de contentar a los flipados que reniegan de Rambo o de Clint Eastwood y John Ford (a los que llaman fascistas los muy necios). Sí, esos que dicen unas cincuenta veces al día la palabra "americanada", que en boca de ellos suena casi a blasfemia. Esa gente que bebe vino en restaurantes elegantes y hablan muy campanudos y felices sobre el calentamiento global, la manipulación transgénica y cualquier tema en que esté de moda decir que se está en contra o a favor, y que sólo diciéndolo ya te da el carné de entrada al club de los salvadores de la humanidad, de los intelectuales de izquierdas, de la triunfante y orgullosa burguesía que va de proletaria.
EL NOMBRE no ha demostrado el menor complejo a la hora de hacer la presentación de sus odiosos personajes como si AMELIE nunca hubiera existido. Y menos aún en aprovechar el tirón de UN DIOS SALVAJE y plantar en medio de UN SALóN, A CUATRO PERSONAJES, DOS MUJERES Y DOS HOMBRES, y DISCUSIONES TRIVIALES QUE DESEMBOCAN EN PELEAS POR RENCILLAS ANTERIORES. Que sus fatuos directores nos salgan con que su película no tiene nada que ver con aquéllas sería como intentar hacernos creer que el guionista de UNA GOTA DE SANGRE PARA MORIR AMANDO jamás había visto LA NARANJA MECáNICA, o que ALTAR, el guerrero turco de pecho al descubierto y pelo largo, no tuvo la más mínima inspiración en CONAN EL BáRBARO. Esta gente suele ser muy cínica, así que capaces son.
Pero claro, si lo admiten encima, ya es para decirles, 'enhorabuena, habéis dirigido una obra sin la menor orginalidad ni mérito artísticos'. Pues nada, si queréis aplaudir este pedante ejercicio de esnobismo diseñado para profesores de universidad, cargos políticos de segunda fila, nuevos ricos en general y cualquier otro puesto típico de esta peculiar casta enchufada y acomodada, por mí no os cortéis. Yo paso, gracias.
Yo me he creído hasta ahora muy tolerante con el tema de los gustos en el cine. Y vaya, si alguien me dice que EL NOMBRE no le ha desagradado, o que incluso, le ha llegado a gustar, pues lo respeto. Puede que el cine francés les apasione, puede que sientan fetichismo hacia alguno, o varios, de los intérpretes, o puede que ese día cobraran la extraordinaria y simplemente estaban de un humor cojonudo, y cualquier cosa que vieran les iba a resultar entretenida. Pero si alguno de vosotros me dice que esta es una de sus película favoritas, tan sencillo como que eres un intelectualoide, izquierdoso-progre, flipado ignorante, inculto con ínfulas de sabelotodo, borrego con falsas pretensiones inconformistas, cretino que vive muy bien y se queja de lo mal que está todo, ateo jactancioso que se burla agresivamente de los creyentes (o de cualquiera que piense distinto en lo que sea), y por último, imbécil acomplejado que se dice a sí mismo (sin creérselo realmente) que está por encima de los demás.
Odio psicoanalizar a la gente, pero esta película canta.
En 'Spoiler' hablaré únicamente del film en sí.
Este mierdón no es súper-cool. Es ante todo burgués. Es cine de contentar a los flipados que reniegan de Rambo o de Clint Eastwood y John Ford (a los que llaman fascistas los muy necios). Sí, esos que dicen unas cincuenta veces al día la palabra "americanada", que en boca de ellos suena casi a blasfemia. Esa gente que bebe vino en restaurantes elegantes y hablan muy campanudos y felices sobre el calentamiento global, la manipulación transgénica y cualquier tema en que esté de moda decir que se está en contra o a favor, y que sólo diciéndolo ya te da el carné de entrada al club de los salvadores de la humanidad, de los intelectuales de izquierdas, de la triunfante y orgullosa burguesía que va de proletaria.
EL NOMBRE no ha demostrado el menor complejo a la hora de hacer la presentación de sus odiosos personajes como si AMELIE nunca hubiera existido. Y menos aún en aprovechar el tirón de UN DIOS SALVAJE y plantar en medio de UN SALóN, A CUATRO PERSONAJES, DOS MUJERES Y DOS HOMBRES, y DISCUSIONES TRIVIALES QUE DESEMBOCAN EN PELEAS POR RENCILLAS ANTERIORES. Que sus fatuos directores nos salgan con que su película no tiene nada que ver con aquéllas sería como intentar hacernos creer que el guionista de UNA GOTA DE SANGRE PARA MORIR AMANDO jamás había visto LA NARANJA MECáNICA, o que ALTAR, el guerrero turco de pecho al descubierto y pelo largo, no tuvo la más mínima inspiración en CONAN EL BáRBARO. Esta gente suele ser muy cínica, así que capaces son.
Pero claro, si lo admiten encima, ya es para decirles, 'enhorabuena, habéis dirigido una obra sin la menor orginalidad ni mérito artísticos'. Pues nada, si queréis aplaudir este pedante ejercicio de esnobismo diseñado para profesores de universidad, cargos políticos de segunda fila, nuevos ricos en general y cualquier otro puesto típico de esta peculiar casta enchufada y acomodada, por mí no os cortéis. Yo paso, gracias.
Yo me he creído hasta ahora muy tolerante con el tema de los gustos en el cine. Y vaya, si alguien me dice que EL NOMBRE no le ha desagradado, o que incluso, le ha llegado a gustar, pues lo respeto. Puede que el cine francés les apasione, puede que sientan fetichismo hacia alguno, o varios, de los intérpretes, o puede que ese día cobraran la extraordinaria y simplemente estaban de un humor cojonudo, y cualquier cosa que vieran les iba a resultar entretenida. Pero si alguno de vosotros me dice que esta es una de sus película favoritas, tan sencillo como que eres un intelectualoide, izquierdoso-progre, flipado ignorante, inculto con ínfulas de sabelotodo, borrego con falsas pretensiones inconformistas, cretino que vive muy bien y se queja de lo mal que está todo, ateo jactancioso que se burla agresivamente de los creyentes (o de cualquiera que piense distinto en lo que sea), y por último, imbécil acomplejado que se dice a sí mismo (sin creérselo realmente) que está por encima de los demás.
Odio psicoanalizar a la gente, pero esta película canta.
En 'Spoiler' hablaré únicamente del film en sí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
- Prólogo descaradamente Ameliniano, que ya mencionamos (y parecido también a LA ISLA DE LAS FLORES). Next.
- Gilipollas que grita sin motivo alguno a un inocente repartidor. Los directores utilizan el truco cinematográfico de hacer que el chico-pardillete le siga el juego en vez de, como ocurriría en la realidad y no en películas falsarias y estúpidas como esta, que el repartidor le parta la cara allí mismo, o como mínimo se cague en su padre y le escupa.
Este numerito por cierto, se supone que tenía gracia. No la tiene, por supuesto.
- Idiota macho conoce y se enamora de idiota hembra en mitad de una discusión de tráfico. Cliché gastado y, nuevamente, falsísimo.
- Presentación del amigo gay. ¿Por qué los progres están obsesionados con el amigo gay? ¿Es una mascota para ellos? ¿Les hace (aún) más molones tener uno?
- Comentarios y salidas de una pedantería insoportable. Teatralidad casposa y postureo izquierdil. Diálogos de una (supuesta) inteligencia tal, que abruman y cansan.
- Cocina moderna, cena en una mesa moderna y vino caro, que el conocimiento vinícola se ve que es muy de modernos. Y muy de socialistas, que ahora se ve que luchan contra la desigualdad social teniendo una bodega. Cágate.
- Temas de absoluta banalidad, que de forma inverosímil (de nuevo), dan lugar a un combate de besugos, que ni viene de ninguna parte, ni va a ninguna parte. Pero lo pretende, eso sí.
- Bromas pesadas. Uno de los personajes se casca dos bromas de increíble mal gusto más propias de un enfermo mental que de un progre-cool, por muy capullo que sea.
- Insultos y gritos que provocarían que cualquier persona normal saliera escopeteada de aquella casa de "cons", recargada por cierto (la casa) de objetos horteras y de libros no leídos. Los directores, una vez más, recurren al truco poco creíble de hacer que sus personajes permanezcan en el escenario, contra su voluntad y contra la lógica más elemental.
- Tópicos de la gente de izquierdas (me extrañó que no nombrasen a Brecht en algún momento). ¡En serio, por favor ved el monólogo de Eusebio Poncela en MARTíN (HACHE)! Os lo dice todo a la cara.
- Reproches gratuitos sobre rencores antiguos, debates acalorados que no vienen a cuento, y conversaciones totalmente faltas de imaginación e inteligencia.
- Final amable e idiotesco, al más puro cine americano (ese que tanto dicen despreciar).
Claro, es hasta posible que los directores hayan tratado de ser irónicos con la clase media-alta y lo que querían era mofarse de sus horrendas formas y detestables costumbres. Pero si es así, desde luego que no lo han logrado. Les ha salido una apología cutre, babosa y muy tonta de los lechuguinos pseudo-modernos a los que les gusta ir al teatro este que hacen en salas de estar, y que ganan dos mil euros mensuales y todavía tienen el valor de pregonar lo mucho que les ha afectado la crisis.
Tanto en un caso como en el otro, esta película es una mierda. Que encima tiene la desfachatez de evocar obras de mi divino divino Wilhelm Richard como si de melodías de feria se tratara. Puaj.
- Gilipollas que grita sin motivo alguno a un inocente repartidor. Los directores utilizan el truco cinematográfico de hacer que el chico-pardillete le siga el juego en vez de, como ocurriría en la realidad y no en películas falsarias y estúpidas como esta, que el repartidor le parta la cara allí mismo, o como mínimo se cague en su padre y le escupa.
Este numerito por cierto, se supone que tenía gracia. No la tiene, por supuesto.
- Idiota macho conoce y se enamora de idiota hembra en mitad de una discusión de tráfico. Cliché gastado y, nuevamente, falsísimo.
- Presentación del amigo gay. ¿Por qué los progres están obsesionados con el amigo gay? ¿Es una mascota para ellos? ¿Les hace (aún) más molones tener uno?
- Comentarios y salidas de una pedantería insoportable. Teatralidad casposa y postureo izquierdil. Diálogos de una (supuesta) inteligencia tal, que abruman y cansan.
- Cocina moderna, cena en una mesa moderna y vino caro, que el conocimiento vinícola se ve que es muy de modernos. Y muy de socialistas, que ahora se ve que luchan contra la desigualdad social teniendo una bodega. Cágate.
- Temas de absoluta banalidad, que de forma inverosímil (de nuevo), dan lugar a un combate de besugos, que ni viene de ninguna parte, ni va a ninguna parte. Pero lo pretende, eso sí.
- Bromas pesadas. Uno de los personajes se casca dos bromas de increíble mal gusto más propias de un enfermo mental que de un progre-cool, por muy capullo que sea.
- Insultos y gritos que provocarían que cualquier persona normal saliera escopeteada de aquella casa de "cons", recargada por cierto (la casa) de objetos horteras y de libros no leídos. Los directores, una vez más, recurren al truco poco creíble de hacer que sus personajes permanezcan en el escenario, contra su voluntad y contra la lógica más elemental.
- Tópicos de la gente de izquierdas (me extrañó que no nombrasen a Brecht en algún momento). ¡En serio, por favor ved el monólogo de Eusebio Poncela en MARTíN (HACHE)! Os lo dice todo a la cara.
- Reproches gratuitos sobre rencores antiguos, debates acalorados que no vienen a cuento, y conversaciones totalmente faltas de imaginación e inteligencia.
- Final amable e idiotesco, al más puro cine americano (ese que tanto dicen despreciar).
Claro, es hasta posible que los directores hayan tratado de ser irónicos con la clase media-alta y lo que querían era mofarse de sus horrendas formas y detestables costumbres. Pero si es así, desde luego que no lo han logrado. Les ha salido una apología cutre, babosa y muy tonta de los lechuguinos pseudo-modernos a los que les gusta ir al teatro este que hacen en salas de estar, y que ganan dos mil euros mensuales y todavía tienen el valor de pregonar lo mucho que les ha afectado la crisis.
Tanto en un caso como en el otro, esta película es una mierda. Que encima tiene la desfachatez de evocar obras de mi divino divino Wilhelm Richard como si de melodías de feria se tratara. Puaj.