En un mundo futuro en el que el hombre (aquí representado por unos muñequitos de plastilina) ha perdido la felicidad, vive un pequeño hombrecito, que está harto de trabajar y sufrir los continuos abusos de sus superiores. Un día consigue crear unas pequeñas gafas con las que se puede ver la vida de otro color, usando la felicidad que tiene almacenada en su interior, y que utilizaba para los momentos tristes. Sin embargo, cuando se hace famoso al difundir su invento, se da cuenta de que se ha convertido en lo que nunca había querido ser: en un hombre que se cree mayor que los demás. Cuando vuelve a la oficina, se da cuenta de que la felicidad que tenía en su interior ha desaparecido. Entonces aprende el mensaje principal del corto: su egoísmo le ha hecho perder lo que más apreciaba. Finalmente, el hombrecito mira por la ventana y ve un atisbo de felicidad: unos niños que juegan felices, sin preocupaciones, los chavales de sus sueños, la felicidad pura.
Así que, amigos, seamos como esos niños del parque.
Tratemos de ser felices, pase lo que pase.