La verdad es que el cine musical, sobre todo si es antiguo, no me interesa mucho. Argumentos tontos y simples y cursilería a raudales es, por lo general, la marca de fabrica de este género cinematográfico. Sin embargo, las películas musicales mas digeribles son aquellas que están basadas en un referente literario, por lo que tienen un argumento solido que, puede interesar o no, pero no es una mera excusa para presentarnos un rosario de bailes y canciones mas o menos afortunados.
Esta película, versión cinematográfica del original teatral, esta encuadrada en esta categoría de cine musical mas afortunado. Naturalmente, al ser una película musical de hace mas de 40 años no se libra de algún toque de cursilería, pero es bastante llevadero y tampoco molesta mucho. También se nota mucho que esta rodada integramente en estudios ya que los decorados, aunque son muy espectaculares, resultan bastante artificiales. Pero bueno, quedan bonitos. Igual que bonita es la música y las canciones con las que los personajes van expresándose puntualmente a lo largo de la bastante larga película. El punto fuerte de la película es sin duda las interpretaciones de los actores principales; una inolvidable Audrey Hepburn como Eliza y el magnifico Rex Harrison como el inflexible Henry Higgins.
En resumen, una película musical agradable de ver, incluso hoy en día, con un argumento bien adaptado que se sigue con interés y una música destacable.