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España España · Madrid
Voto de jokinr:
1
Drama. Romance Es 1953, Kilian abandona la montaña oscense para emprender con su hermano un viaje a Fernando Poo, una antigua colonia española en Guinea Ecuatorial. Allí les espera su padre, en la finca Sampaka, donde cultiva uno de los mejores cacaos del mundo. En la colonia descubrirán que la vida social es más placentera que en la encorsetada y gris España, vivirán los contrastes entre colonos y nativos y conocerán el significado de la amistad, la ... [+]
26 de julio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el punto de vista estrictamente cinematográfico pocas cosas buenas se pueden decir de esta cinta, salvo en lo que concierne a la producción, la fotografía y la música. Lo demás se hunde en las más bajas cotas de la incompetencia no sólo artística sino también técnica. Lo peor por supuesto se lo lleva el argumento y su desarrollo plasmado en un guión que es poco más que un conjunto mal enlazado de escenas que trata de contar la increíble peripecia de un personaje estereotipado, más digno de un recortable de la Señorita Pepis que de cualquier película que se precie, que va a Guinea Ecuatorial a investigar el tormentoso pasado de su familia. Pero entre los muchos despropósitos del filme destaca sobre todos la “interpretación” de los actores, una serie de gesticulaciones faciales y corporales que no superan el nivel de una función escolar de fin de curso y en la que establece especial protagonismo Mario Casas, cuyos aspavientos, manoteos, muecas y demás ademanes gestuales no aportan más que desesperación al sufrido espectador que ni siquiera puede encontrar consuelo en un Emilio Gutiérrez Caba que se limita a estampar su simpática sonrisa a un trabajo mediocre (y no por su culpa).
Pero lo que me interesa destacar de esta cinta (no entraré a comentar el libro que le sirve de base, pues no lo he leído) es la descontextualización histórica que lleva a cabo el filme respecto a la realidad guineana de la época. Recordemos que la historia se centra en los años que van de 1955 a 1968, año éste de la independencia del país. Y este no es un tema menor si las peripecias de los protagonistas se trasladan a un escenario y a un tiempo desconocido para el espectador, pues éste acaba por no comprender nada o casi nada. El porqué de esta postura habría que preguntárselo a los responsables de esta película, pero me da la sensación de que ha habido un cuidado exquisito por parte de alguien (solo o en compañía de otros) para evitar cualquier explicación de la realidad que se vivía en la colonia española durante aquellos años.
Por ejemplo, se nos aparece una Guinea en la que no existe apenas control militar por parte de la metrópoli (en cambio cuando se adentra en el periodo independentista no paran de salir soldados negros, y además con muy mala leche y gatillo fácil), las fuerzas de orden público están casi ausentes; de las expropiaciones forzosas a los guineanos de sus tierras en favor de españoles y otros europeos no se dice ni mu, a pesar de que la Ley de Expropiaciones es del año 1948, es decir de apenas siete años antes del arranque de esta apasionante historia; del trabajo forzado de los guineanos “rien de rien”, de su resistencia a ese trabajo forzado, mucho menos; la desigualdad jurídica entre europeos y africanos parece que no era un dato relevante para la historia, a pesar de que ello conllevaba que el asesinato de un negro a manos de un blanco se castigara con la deportación y no así (como el lector se podrá imaginar) el caso inverso; desigualdad jurídica que suponía además la incapacidad civil de la práctica totalidad de la población guineana, la cual era tratada legalmente como menor de edad; el exilio de miles de personas por su actividad política: ¡fruslerías!; esa misma actividad política (independentista casi toda ella), una anécdota sin trascendencia; la represión política que llevaba hasta el propio asesinato de los líderes más destacados de la oposición guineana al régimen colonial, ni está ni se la espera; etc., etc., etc. Y el “olvido” más importante: que Guinea, como parte que era de España, vivía bajo una más que ruda tiranía militar; de ello, ni el más leve asomo.
Tampoco se nos dice nada del proceso que llevó a Guinea a convertirse de un territorio colonial a dos provincias españolas, luego a un territorio autónomo (sí, con Franco también hubo una autonomía) y de ahí a la independencia. Todo ese proceso está completamente ausente y por eso el espectador no se entera de nada. Pero no solo eso, sino que se da la imagen de que la independencia fue un proceso violento, cuando no lo fue en absoluto, sobre todo porque fue casi completamente controlado por el gobierno español (la violencia vendría unos meses después de la independencia y fundamentalmente contra los lideres guineanos que estorbaban al primer presidente, Francisco Macías); pero claro, había que subrayar (¡una vez más!) que los africanos, cuando se gobiernan por sí mismos, se muestran tal como son: unos salvajes; y esa es la imagen que nos quiere dar el filme, sea en su versión amable en sus aldeas danzando bailes tradicionales o sea en su versión más terrible, masacrando a la población civil.
Pero del salvajismo de las autoridades españolas y de algunos (o muchos españoles y europeos), muy poco. Tan sólo una violación (en la que participa un español que no “sabía lo que hacía”) y unos latigazos que el protagonista propina a uno de sus trabajadores en un momento de ofuscación.
Pero del suplicio que vivieron personas como por ejemplo Acacio Mañé, uno de los pocos guineanos con cierta fortuna, miembro del Patronato de Indígenas (la institución que tutelaba a la población guineana, casi toda ella menor de edad legalmente, recordemos), líder del movimiento independentista, detenido el 28 de noviembre de 1959 (uno de los años en que transcurre la historia de nuestra peli), y muerto por las torturas sufridas a manos de las fuerzas de seguridad españolas no quiere saber nada esta película.
En fin, no se trataba de hacer una cinta histórica, pero lo que parece inadmisible es la operación tan burda de privar al espectador de unas mínimas claves que le permitan comprender en qué contexto social, económico, político, en definitiva humano, se desarrolla esta trama y por tanto comprender el propio relato y sus personajes.
jokinr
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