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Voto de HAROLDYMAUDE:
5
Drama A finales de los años 50, en las calles de Brooklyn se enfrentan dos bandas rivales: los Deuces y los Vipers. Los primeros comienzan una guerra sin cuartel contra la droga... (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2006
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un realista acercamiento al ambiente que se vivía en los círculos juveniles marginales del Nueva York de finales de los 50. Las pandillas, las patillas y el tupé, la música be-bop y demás iconos de la época del rock and roll aparecen profusamente en esta cinta, que recuerda a ilustres precedentes como Rebeldes, La ley de la calle, Los amos de la noche o Las pandillas del Bronx.
Quizá el elemento más innovador de esta producción de Martín Scorsese sea la considerable desglamourización que se efectúa de todos esos elementos, aportando una visión crítica y pesimista de una generación de jóvenes, hijos de emigrantes (en este caso italianos) en su mayor parte, que entraron en una espiral de violencia intestina, en lugar de enfrentarse a sus verdaderos enemigos, aquellos que siempre están arriba y que los manejaban como piezas de un ajedrez humano. Ahí, encontramos el mayor acierto de esta cinta que encuentra en su afán de compromiso entre comercialidad y espíritu crítico su mayor inconveniente para llegar a ser una película que superara los márgenes de la corrección.

Y es, precisamente, en la falta de fidelidad absoluta a esta intención revisionista, casi crepuscular, a un subgénero que idealizaba, en demasía, la realidad que pretendía recrear, donde radica su mayor defecto. Demasiadas situaciones son excesivamente tópicas y buscan la complicidad del público (historia de amor en la línea de Romeo y Julieta, procesos de aprendizaje, personajes que funcionan como modelos de aquellos más jóvenes). El elemento más significativo de esta tendencia a no defraudar al público es la manera en la que están rodadas las escenas de peleas. El director se recrea sin pudor en la supuesta belleza de la violencia. La cámara lenta centrada en la sangre que surge de los golpes y heridas es usada de manera profusa, y en la mayoría de ocasiones, innecesaria.

A pesar de todo ello, se debe alabar esa clarividencia que permite a la cinta demostrar que no siempre tiene porque ser cierto aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor y que el paso de los años siempre dulcifica los recuerdos de lo vivido. Además, indudablemente, estamos ante un producto profesionalmente realizado en el que destacan la música del exmiembro de Police, Stewart Copeland y el trabajo de fotografía de uno de los grandes del cine moderno, John A. Alonzo.

También, en el apartado actoral los resultados son satisfactorios. Aunque nadie está que sale, todos aportan la personalidad necesaria a sus cometidos y sólo se debe lamentar el desmejorado aspecto físico de una actriz cuya carrera no acaba de arrancar, Fairuza Balk.
HAROLDYMAUDE
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