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España España · El Puerto de Santa María
Voto de Jesus Gonzalez:
8
Thriller. Intriga. Terror. Ciencia ficción Una joven sufre un accidente de coche. Cuando despierta se encuentra encerrada en una celda bajo tierra, secuestrada por un hombre extraño (John Goodman) que dice haberla salvado del día del juicio final. El excéntrico captor asegura que el exterior es inhabitable por culpa de un terrible ataque químico, algo que no sabe si creer. Es así como comienza su pesadilla, en una espiral de desconocimiento. La mente del criminal es ... [+]
22 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De pequeño, cuando me contaban un secreto en el recreo, me podía el impulso de contárselo a mis confidentes más cercanos antes incluso de que volviese a mi pupitre. Con “Calle Cloverfield 10” me pasa algo parecido. Las incógnitas sobre su realización y el aura de secretismo que la rodean hasta más allá de su fecha de estreno perdurarán en el tiempo como una nueva lección de marketing del creador de expectativas más famoso del Hollywood actual: su productor, JJ. Abrams.

Lo cierto es que el bueno de Abrams ya logró algo parecido con “Cloverfield” en 2008, en la que una intrigante y peculiar campaña publicitaria invitaba al espectador a sumergirse de lleno, gracias a la técnica del “found footage” que caracteriza a la cinta, en una aventura terrorífica en la que la cámara respira siempre pegada a los personajes durante una noche en la que Nueva York es atacada por algo verdaderamente Monstruoso.

La secuela que llega hasta nosotros, bajo la dirección del debutante Dan Trachtenberg, no es una continuación al uso. Ni siquiera tiene el aspecto clásico de secuela al que nos hemos acostumbrado, pues cambia de estilo, tono y hasta de género. Y sin embargo, la conexión está ahí, en su ADN, como dos historias independientes que comparten un mismo universo común, y por más que la una se separe de la otra, ambas acaban despertando con la misma pesadilla aún en la cabeza: los monstruos existen. Ojalá la saga “Cloverfield” continúe por este rumbo de películas autónomas y totalmente funcionales por sí mismas, en las que se experimente con diferentes enfoques sobre el mismo tema común. Sería una auténtica gozada.

El inicio mudo de la cinta, de un potencial narrativo y dramático atronador, nos descubre a una chica, Michelle (Mary Elizabeth Winstead), que huye sin saber muy bien por qué, como cuando corremos desde el oscuro pasillo de nuestra casa simplemente hacia donde vemos un resquicio de luz. Es irónico que a veces, al intentar huir del resto del mundo, acabemos encerrados con nosotros mismos; pues no existe peor monstruo que el propio ser humano, aunque algunos tengan la apariencia afable de Howard (John Goodman), quien retendrá a Michelle contra su voluntad en un búnker totalmente equipado tras rescatarla de un accidente de tráfico, con la excusa de que en el exterior ha ocurrido algo terrible. Junto a ellos estará Emmett (John Gallagher Jr.), un vecino que ayudó a Howard a construir el refugio.Todo lo que sea desvelar más sobre el argumento sería imperdonable por mi parte.

Bendita paranoia post-11S de la américa profunda, que ha ofrecido a Goodman un papel en el que lucirse de manera espectacular, con un personaje lleno de matices y pequeñas contradicciones, definido a partir de unas pocas escenas en apariencia triviales, pero que acaban siendo una fuente de información extraordinariamente reveladora.

La manera ideal de ver “Calle Cloverfield 10” y preservar su encanto sería encontrarla en VHS en un viejo cajón en casa de tus padres, verla solo y, al acabar, guardarla con cuidado en su caja sin contárselo a nadie. Escribir sobre una película llena de secretos no es tarea fácil, pues me muero por descubríroslos y a la vez me fustigo por siquiera pensar en desvelar la sorpresa que supone disfrutar de esta joya minimalista que homenajea al más clásico cine de intriga de Hitchcock y que juguetea de principio a fin con el espectador de manera parecida a como lo hacía “Take Shelter” (2011), ambas aprovechándose de su ambientación claustrofóbica y de los misterios de la mente humana. Trachtenberg construye un entretenidísimo y complejo puzle, pero como dice Emmett en una escena de la película, “nos faltan piezas”, y es tarea nuestra adentrarnos en su búsqueda para llegar al final lo suficientemente preparados como para soportar la imagen final que nos ofrecen estas cuando encajan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jesus Gonzalez
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