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Voto de The_End:
8
7,2
50.101
Drama. Romance
Alemania después de la II Guerra Mundial. Michael Berg (David Kross), un chico de quince años, pierde el conocimiento mientras regresa del colegio. Hanna Schmitz (Kate Winslet), una mujer seria y reservada que le dobla la edad, lo recoge y lo lleva a su casa. Entre ambos surge un apasionado y secreto idilio que se ve interrumpido por la misteriosa desaparición de Hanna. Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael vuelve a ... [+]
6 de junio de 2010
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adolf Eichmann fue el hombre encargado de planificar la muerte de millones de personas por el gobierno Nazi durante la Segunda Guerra Mundial en campos de exterminios. En especial de personas de origen judío, aunque no los únicos.
Eichmann nunca fue antisemita. Tampoco una persona llena de odio. Simplemente era un buen burócrata. Tras la guerra, huyó a Argentina donde fue capturado por un comando israelí y tras un breve juicio, ahorcado en 1962 en Tel Aviv. En el juicio todos esperaban a ver un monstruo, pero vieron a una persona normal. El hombre que condenó a tantas personas a dolor y muerte, una "persona" normal. Amigo de sus amigos, cariñoso, simpático, incapaz de infligir dolor físico por su cuenta, siempre pendiente de no decir una palabra de más que pudiera ser hiriente. Millones de muertos. No, algo no puede andar bien.
Años más tarde, la filósofa Hannah Arendt, periodista presente en el juicio, publicó un libro, que se conoce como "La banalidad del mal", donde nos explicaba que Eichmann no fue más que uno de tantos alemanes que en un principio no se posicionaban ni en contra ni a favor del régimen Nazi, que no albergaban odio ni resentimiento, ni siquiera en muchos casos deseos de grandeza, tan solo eran personas que hacían su trabajo. Gente que Democracia hubieran rendido igual de bien que en una dictadura. De hecho, en Democracia habrían terminado por ser grandes figuras públicas por los servicios prestados.
Eichmann nunca pensó en el bien y mal. Tan solo en cumplir con su trabajo de la manera más eficaz posible.
Eichmann nunca fue antisemita. Tampoco una persona llena de odio. Simplemente era un buen burócrata. Tras la guerra, huyó a Argentina donde fue capturado por un comando israelí y tras un breve juicio, ahorcado en 1962 en Tel Aviv. En el juicio todos esperaban a ver un monstruo, pero vieron a una persona normal. El hombre que condenó a tantas personas a dolor y muerte, una "persona" normal. Amigo de sus amigos, cariñoso, simpático, incapaz de infligir dolor físico por su cuenta, siempre pendiente de no decir una palabra de más que pudiera ser hiriente. Millones de muertos. No, algo no puede andar bien.
Años más tarde, la filósofa Hannah Arendt, periodista presente en el juicio, publicó un libro, que se conoce como "La banalidad del mal", donde nos explicaba que Eichmann no fue más que uno de tantos alemanes que en un principio no se posicionaban ni en contra ni a favor del régimen Nazi, que no albergaban odio ni resentimiento, ni siquiera en muchos casos deseos de grandeza, tan solo eran personas que hacían su trabajo. Gente que Democracia hubieran rendido igual de bien que en una dictadura. De hecho, en Democracia habrían terminado por ser grandes figuras públicas por los servicios prestados.
Eichmann nunca pensó en el bien y mal. Tan solo en cumplir con su trabajo de la manera más eficaz posible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"El lector" no trata más que de la teoría de la banalidad del mal, en este caso en la figura de Kate Winslet. Recordemos que ella trabaja en el tranvía, y en un momento dado su superior le dice que trabaja extraordinariamente bien, por lo que puede conseguir un ascenso pronto. Kate no era nazi, simplemente hacía bien su trabajo. Sea en el tranvía, sea como guarda de un campo de exterminio Nazi.
No obstante el personaje de la Kate, como casi todos los hijos de puta del mundo, sabe en el fondo que sus acciones no han sido las..."apropiadas". Tiene la certeza de que alguien podría tomarse a mal sus decisiones, al igual que el poeta Karadzic tenía la sospecha de lo mismo eso de asesinar a cientos de miles de personas en Bosnia iba hacer que alguien se lo tomará a la tremenda.
Volviendo a la película, en el juicio, teniendo la opción de salvarse, prefiere condenarse, precisamente por el sentimiento de culpa. Es lo que la diferencia de las otras acusadas. Aunque lejos de servir como redención, Kate se pasa media película tratando de expiar sus pecados. Pero ya es imposible. Es por ello que se suicida al salir de la cárcel. No se considerá digna de la libertad que se le otorga.
Porque no hay perdón posible para ella.
Tampoco la hubo para Eichmann.
No obstante el personaje de la Kate, como casi todos los hijos de puta del mundo, sabe en el fondo que sus acciones no han sido las..."apropiadas". Tiene la certeza de que alguien podría tomarse a mal sus decisiones, al igual que el poeta Karadzic tenía la sospecha de lo mismo eso de asesinar a cientos de miles de personas en Bosnia iba hacer que alguien se lo tomará a la tremenda.
Volviendo a la película, en el juicio, teniendo la opción de salvarse, prefiere condenarse, precisamente por el sentimiento de culpa. Es lo que la diferencia de las otras acusadas. Aunque lejos de servir como redención, Kate se pasa media película tratando de expiar sus pecados. Pero ya es imposible. Es por ello que se suicida al salir de la cárcel. No se considerá digna de la libertad que se le otorga.
Porque no hay perdón posible para ella.
Tampoco la hubo para Eichmann.