Family Dinner visita lugares comunes del terror. Su desarrollo es notable y su mejor baza es una soberbia construcción de atmósferas.

Título y póster generan expectativas sobre unas determinadas pautas del género (personajes, ritmo, tono) que el film cumple sobradamente. El austríaco Peter Hengl construye una sólida propuesta, usando las relaciones familiares como fuente de terror. Con unos personajes bien definidos y un desarrollo dramático impecable.

El film va incrementando inteligentemente la tensión latente, que va desde las situaciones ambiguas y el subtexto de conversaciones, hasta el grado máximo de opresión y horror desatado. Para el espectador avanzado de cine de terror, el film es previsible, pero eso no evita el disfrute de unas escenas y personajes bien trabajados.

En definitiva, el film no reinventa el género, pero plantea un estimable cuento de terror a partir de un drama familiar, que consigue no pocos momentos de angustia bien lograda.