Noises Off es teatro, puro teatro.

Peter Bogdanovich dirige una adaptación de la obra teatral de Michael Frayn de 1982. Estamos ante una comedia que bebe de las fuentes de la Screwball clásica, con toques de Slapstick que es un claro homenaje al teatro.

Bogdanovich tras la cámara es un valor seguro, y el casting está lleno de nombres solventes (Michael Caine, Carol Burnett...) pero la propuesta no deja de ser un voldevil sobredialogado en formato película. Existen muchas adaptaciones teatrales al cine con resultados notables, pero no creo que éste sea el caso. El exceso de teatralidad lastra la propuesta y a pesar del buen hacer de su director (responsable de joyas como Paper Moon (1973) o What's up doc (1972), entre otras) se echa en falta un trabajo de adaptación al formato cinematográfico que justifique la adaptación. El cine es cine y el teatro es teatro. Cada uno con sus propios códigos, ventajas e inconvenientes.

El film tiene sus virtudes, pero provienen del material original y del talento incorporado. No de su concepción como producto cinematográfico.