Thelma & Louise es cine en estado puro. Es difícil decir cosas nuevas tantos años después, pero a la vez, la perspectiva histórica permite situar las cosas en su sitio.

Lo primero e imprescindible, que hay que decir es que estamos ante una obra maestra, una película de carretera, de libertad, un auténtico ejemplo de puesta en escena impecable. Una lección de pulso narrativo y de combinación de elementos (música, interpretación, fotografía, montaje) magistral.

El film recicla toda la mística de grandes géneros cinematográficos, habitualmente masculinos: road movies, Buddy movies, outlaws, westerns. Aprovechando la iconografía de dichos géneros, nos da una bofetada al hacer evidente los estereotipos testosterónicos que plagan décadas de audiovisual con un machismo/misoginia invisible por integrada socialmente.

Y aquí vamos a la ideología. En el momento de su estreno fue criticada por mensaje feminista simplista. Cada fechoría de las dos mujeres, viene sobrejustificada por algún ataque machista previo. Personajes masculinos excesivamente caricaturizados. Apología del suicidio… Nada! El paso del tiempo y en pleno siglo XXI, continuamos sufriendo violencia de género igual que la que plantea el film: sexual, familiar, laboral, social, judicial, política… La sociedad capitalista, blanca, occidental, heteropatriarcal sigue necesitando mensajes reivindicativos de la libertad y empoderamiento como lo fue en su momento el film. De ahí que la película continúe vigente y necesaria, décadas después de su estreno.

Polémicas ideológicas aparte, insisto, estamos ante un film que sabe jugar muy bien sus cartas:
-La química entre las dos actrices es explosiva. Cada una con su propia evolución, alternando liderazgo en diferentes momentos del metraje. Su arco de empoderamiento se ve remarcado por la evolución del vestuario, se desprenden de joyas, maquillaje. Aparece una nueva feminidad lejos de artificios, que transpira libertad.

-El guion, aunque tramposo en algunos momentos, funciona y entretiene, permitiendo que el espectador “rellene los huecos” de aquello que no se nos explica, pero que es la causa de haber llegado a esta situación.

-El final, sorprendentemente arriesgado para el mainstream Hollywodyense, es tan trágico como inevitable, como muchos de los mejores finales de la historia del cine.
Thelma & Louise no encajan en un mundo que no está preparado para mujeres que han despertado a la libertad.

-Ridley Scott hace una dirección inteligente. Sabe aprovechar al máximo la espectacularidad del paisaje, la épica de los desiertos y su perfecta conjunción con las guitarras y banjos de la composición de Hans Zimmer. Aparte de alguna licencia estética propia del background del mundo publicitario previo de Mr. Scott, en general la puesta en escena encuentra el equilibrio entre pulso narrativo y profundidad psicológica de los personajes.

Personalmente me quedo con dos escenas:
-Cuando suena “The Ballad of Lucy Jordan” en la radio del Thunderbird 66, las protagonistas se turnan mientras conducen/duermen en una noche tranquila estrellada. El brillo que tienen en sus ojos, la sensación de despertar que transmiten en ese momento de burbuja de paz y tranquilidad previo al final, es mágico.

-Un momento fugaz en el que Susan Sarandon es observada desde el interior de unas ventanas, mientras está en el Thunderbird esperando a Thelma. Hecha polvo física y emocionalmente, está mucho más viva que esas mujeres encerradas en su falsa seguridad. La Sarandon está sublime, ahí y en todo el metraje. Una de las mejores actrices de su generación.

Para acabar solo recomendar a todos aquellos que no la hayan visto, o al que la quiera revisar, se acerquen a ella apreciando sus cualidades como relato audiovisual de una aventura de dos mujeres en un mundo de hombres, muy bien ejecutado, filmado, planificado, dialogado, etc… Una obra maestra de la historia del cine más allá de polémicas ideológicas.