Rollercoaster hibrida sabiamente género catastrófico y thriller con psicópata, en una sugestiva propuesta.

El género de cine catastrófico había dado una buena cosecha en los años 70 del siglo pasado: La saga Aeropuerto, La aventura del Poseidon (1972), El coloso en llamas (1974), Juggernaut (1974). La propuesta de partida es una historia escrita por los guionistas de Colombo (1968) con una trama de thriller con psicópata (brillante Timothy Bottoms). La trama es muy básica (enfrentamiento psicológico entre el policía íntegro y el malvadísimo psicópata que pone bombas en un parque de atracciones), pero esa sencillez juega a favor del film.

James Goldstone aprovecha la premisa para establecer una puesta en escena y unos tempos destinados a potenciar el suspense, dejando el elemento catástrofe a un lado. La presencia e un casting de lujo (habitual en las propuestas catastróficas) es otro elemento de interés de la película. Ricard Widmark, Susan Strasberg, George Segal o un fugaz Henry Fonda, aparte del ya citado Bottoms, elevan el nivel artístico de la película.

La presencia de los Sparks (actuando en el parque de atracciones) y la banda sonora del siempre inspirado Lalo Schiffrin, acaban por redondear una propuesta que si ser una obra maestra, consigue sobradamente sus objetivos de entretener con un thriller bien ejecutado, muy característico (a nivel conceptual y estético) de su época, pero que no ha envejecido nada mal.