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España España · Barcelona
Voto de Nuar:
10
Drama Acusado del asesinato de su mujer, Andrew Dufresne (Tim Robbins), tras ser condenado a cadena perpetua, es enviado a la cárcel de Shawshank. Con el paso de los años conseguirá ganarse la confianza del director del centro y el respeto de sus compañeros de prisión, especialmente de Red (Morgan Freeman), el jefe de la mafia de los sobornos. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cadena perpetua" es de 1994. Yo, entonces, tenía tres años y todavía no amaba el cine. Diecisiete años después ya lo amo y, en parte, gracias a esta película. Nobleza obliga citar a otros artífices, claro: Ford, Wilder, Allen, gente así. Uno de los mayores placeres que podrían brindarme los dioses paganos sería un reestreno –quizá en los modélicos Verdi– en una sala de cine, oscura, íntima de esta absoluta maravilla. Lamento lo lacrimógeno, lo tendenciosamente subjetivo que puedo resultar, lo tópico pero, “Cadena perpetua”, son los escenarios de mi adolescencia. Yo viví la cárcel y la redención con esa película como viví la posguerra en el poema de Alberti dedicado a Niebla.

El suicidio de Brooks, el juicio inminente del alcaide, la gélida cerveza de los reos, el latrocinio de Tim Robbins en la trena, la mirada de Freeman, la cabellera de Gilda, los lustrosos zapatos, los siete campos de fútbol con olor a mierda... Todo impagable, visceral, tierno, hondo. Una película sincera, sin aspavientos, pura. Guión excelente, actores geniales. Aroma indeleble. Lección cinematográfica.

Con películas así uno se percata de que no hace falta hilvanar soporíferos guiones con mil giros argumentales grotescos y plúmbeos, ni ser sublime –como dijera el maldito Baudelaire– todo el tiempo, ni tener sempiterna vocación artística en cada plano, ni ser trascendente siempre. Con amar la historia y el vehículo para contarla basta. Y el respeto al público. Argumento lineal, entendible, asequible a todos los paladares –el de críticos pretenciosos y de pastorcicos con boina como yo–,logra un nudo en las entrañas y una sensación de paz perdurable. Obra maestra. Quizá los mejores minutos de la historia del cine. Descubro el teclado con algunas lágrimas.
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