Nerve, adrenalínico largometraje yanqui del año 2016 dirigido por Henry Joost y Ariel Schulman simultáneamente, basado en la novela del 2013 de mismo nombre de Jeanne Ryan.

Este curioso techno-thriller trata sobre un juego virrual cuyo nombre lleva la película. Es un juego en red de múltiples servidores anónimos similar a la red Tor donde cada usuario al registrarse debe elegir entre ser espectador o jugador. Los primeros sólo miran, chatean, y realizan pagos por pruebas realizadas de parte de los jugadores, quienes deben aceptar los retos y cumplirlos, siendo estos cada vez más complicados, más peligrosos.

El espíritu de la película es jovial, no obstante su trama está bien llevada; nos guía de un modo tal que se torna impredecible. Un sentido de fondo que quisiera destacar, además de la temática hacker y adolescencia, es el hecho del aspecto oscuro de la dark net, específicamente la cuestión del anonimato. El anonimato es como un cuchillo de doble filo. Por un lado, nos permite privacidad, pero por el otro, es también una máscara para los cobardes que debajo del anonimato descargan su ser más despreciable. La crítica de fondo a esto me resulta digna de ser rescatada.