Desde los primeros planos nos vemos inmersos en esta fascinante historia de intriga, crimen, engaños, dinero, poder... lo tiene todo y es una auténtica maravilla del mejor cine negro americano, el de la época dorada de los años 40 y 50. El detective Sam Spade es el precursor del mito de los detectives, Phillip Marlow, los dos interpretados de manera inigualable por el enorme (aunque pequeñito en estatura) Bogart. Otros grandes nombres que aparecen en esta película son Peter Lorre, haciendo de malo pero un malo tranquilo, muy educado y distinto al estereotipo actual y Elisha Cook Jr haciendo de inocente y tontorrón guardaespaldas de Gutman (Greenstreet).
El argumento es complejo pero se entiende porque no hay tanto lío de nombre como en otras cintas y los diálogos eficaces y directos de Spade inundan cada escena, con ese ambiente a clásico de calidad de toda la película.
La dirección es directa y ágil debido a las exigencias del guión (por supuesto, basado en una novela de un autor desconocido, las mejores) de tal manera que se pasa el visionado de forma muy rápida pero se hace incapie en los detalles para que el espectador no se pierda. Pocas veces se ve en una película que el protagonista de la espalda a la cámara. Aquí, varias veces. De 10.
Interpretaciones, ambientación y fotografía son excelentes. Sin dar más detalles, de 10.
La banda sonora está a la altura y cumple a la perfección sobre todo en el encabezamiento del principio de la película como en el final.
Si eres fanático del cine negro, ésta debe ser una de tus películas preferidas. Un rotundo DIEZ.