"El francotirador" está presentada en su primera mitad de forma habilidosa y mantiene un estado de buen interés a lo largo de sus alargadas dos horas. Bradley Cooper hace su trabajo, aunque tampoco halla momentos estelares verdaderamente brillantes. En verdad, la película tampoco. Salvando dos momentos de verdadero suspense y violencia gráfica (los primeros disparos del protagonista y el momento taladro), la película se halla en un punto efectivo pero estático en todo momento. La sobriedad gana a la emoción y la bandera gana al guión. No es fallida y posee calidad, pero no es la nueva gran película de Eastwood o su protagonista.