“Los hombres que no amaban a las mujeres” es el mejor thriller psicológico de los últimos años por conseguir ser viciosamente fascinante sin pausa a lo largo de sus dos horas y media. Pese a que las intrigas familiares corren el riesgo de descolocar en más de una ocasión, el guión siempre halla el modo de reorganizar las pruebas y conducir al espectador sigilosamente hacia la solución. Ni falta hace decir que es una película repleta de diálogo e información encadenada de forma genial, con concisas transiciones y un ritmo que nunca decae. David Fincher ha conseguido su película más estimable de su última tanda (una que por desgracia será infravalorada a nivel general) y ha impreso la que quizás sea su mejor atmósfera, la más envolvente, y su mayor elegancia rodando en el filme. Daniel Craig se gana su carisma protagonista, pero es sin dudas Rooney Mara quien realmente comanda la película con su impresionante Lisbeth Salander. Una película complicada y compleja para adultos, densa, violenta y explícitamente sexual que no sólo supera la media sino que se convierte por sorpresa en una experiencia cinematográfica modélica por méritos propios.