Ambientada en la Birmingham de los 20 del siglo pasado, Peaky Blinders es una serie de gangsteres que no te marcará como Los Soprano, pero que está bien hecha con ese mínimo de calidad cinematográfica que cultivan los ingleses.
Con una puesta escenográfica de lujo, una fotografía meritoria y un guión digno aunque algo maniqueo (buenos y malos, tontos y listos bien definidos), adolece tal vez de unos personajes algo planos y fríos, esa condición humana salvaje y tierna a la vez que explicaba muy bien Los Soprano.
Los actores impecables, con un Cillian Murfhy al que su físico le cae como anillo al dedo, complejo y distante, con un grado altruista y justo pero sin remordimientos si tiene que aplicar la violencia.
En resumen una serie que se deja ver, no llega a obra maestra pero es entretenida, eso sí un consejo: veanla en versión original, estamos en la Birmingham de los años 20, da gusto escuchar las voces originales de unos profesionales que se dedican a esto del arte dramático.