El cine independiente estadounidense ha comenzado a tomar un rumbo que promete grandes cosas, sobre todo en el género de la comedia.
Ruby Sparks no es del todo una comedia y eso la hace tan buena. Es capaz tanto de arrancarte una risa sincera, como de conmoverte sinceramente. Y eso se debe al inteligente guión escrito por la propia Kazan, quien junto a Paul Dano salpican de química la pantalla.
Una película que habla sobre el amor, pero sobre todo, sobre saber apreciar a las personas por lo que son y no por lo que nos gustaría que fueran. El reparto está muy bien aunque Bening y Gould se sienten un poco desperdiciados. Y hay que decir que la película la sostienen muy bien el par de protagonistas. Mucha atención a los últimos veinte minutos, son una muestra de calidad narrativa e interpretativa, que si bien no son impredecibles, si son muy emotivos.