Cuando hablamos de cine fantástico siempre imaginamos películas de ciencia ficción, terror o fantasía, en las que los efectos especiales cobran gran protagonismo para crear imágenes imposibles y sorprendentes.

La concepción visual de "The Fall" desde luego que sorprende, pero aunque se trata de una fantasía, los tan utilizados retoques de ordenador son mínimos (porque alguno si que hay, aunque algunas críticas afirmen lo contrario).

Hermosa fotografía y delirantes imágenes. A menudo parece que asistimos a una impactante exposición fotográfica en la que sus saturados colores inundan de belleza nuestras retinas. Ya sólo por esto merece la pena contemplar este film, en el que el cuidado diseño de su estética comenzando por la composición de sus planos, los extraordinarios escenarios naturales o la brillantez de su vestuario y maquillaje, deslumbran nuestros ojos.

El argumento es muy simple. Años veinte. California. Una niña de corta edad se hace amiga de un paciente del hospital en el que se encuentra ingresada. El enfermo le cuenta un maravilloso relato con el fin de ganarse su confianza y conseguir a cambio que le proporcione unas píldoras de morfina. Dos historias paralelas, por tanto, la que transcurre en el mundo real y aquella que viven los personajes fantásticos que protagonizan el relato que narra el joven enfermo.

"The fall" también representa un homenaje a los inicios del cine. De hecho la película está plagada de referencias (la visión de la imagen del caballo como si de una cámara oscura se tratase o la visión estereoscópica de la niña cuando guiña los ojos con las que el director nos sugiere el poder de la imagen). No obstante la primera secuencia recrea el rodaje de un western en blanco y negro y casi al final de la cinta de nuevo se apaga el color apareciendo una selección de buenos momentos extraidos de los primeros filmes de la época muda, que recuerda a aquel otro homenaje que hizo Tornatore en "Nuovo Cinema Paradiso" mostrando los mejores besos de la Historia del Cine.

Estupendamente interpretada por la niña rumana Catinca Untaru, sin embargo es posible que le sobre un poco de metraje, lo que tampoco es inconveniente para disfrutar de esta bella película. No será una obra maestra pero al menos logra captar la atención de los espectadores y mantener sus ojos pegados a la pantalla.

Recomendable sobre todo para los que quieran viajar a escenarios lejanos y exóticos sin tener que abandonar la confortable butaca del cine.