Fernando González Molina, quien nos trajera en los últimos años las películas destinadas a un público femenino adolescente y todas ellas protagonizadas por su actor fetiche Mario Casas, vuelve a dirigir al actor gallego para protagonizar uno de los estrenos nacionales más prometedores y con mayor tirón comercial gracias a la adaptación de la exitosa novela de la natural de Benasque (Huesca) Luz Gabás, escritora y filóloga que plasma en ‘Palmeras en la nieve’ las experiencias de emigrantes oscenses –fundamentalmente su padre– quienes se trasladaron a la por aquel entonces (años 50 y 60) a la Región Ecuatorial Española denominada Guinea Española (hoy Guinea Ecuatorial) con esperanza de encontrar un futuro mejor y así poder mantener a sus familias.

Bajo la producción de Atresmedia Cine y de Warner fundamentalmente, ‘Palmeras en la nieve’ cuenta a través de dos narraciones paralelas y separadas por 40 años en el tiempo la historia de una familia y su paso por Guinea Española. Por un lado nos trasladamos a los años 50 a través de los ojos de Killian (Mario Casas), un oscense nacido en Guinea que junto a su hermano Jacobo (Alain Hernández) decide viajar a Fernando Poo (actual Bioko), la Guinea Española para labrarse un futuro y volver a la tierra que le vio nacer y donde a su vez reside y trabaja su padre Antón (Emilio Gutiérrez Caba); y por otro lado conoceremos a Clarence (Adriana Ugarte), hija de Jacobo y quien tras encontrar una cartas antiguas y unas fotos decide investigar en el pasado familiar y quizás así descubrir algún secreto escondido años atrás.

Su excesivo metraje (163 minutos), a pesar de no cargar en demasía sí que estarían mejor empleados si se desarrollaran mejor los personajes secundarios, las motivaciones de varios de ellos e incluso si se hubieran utilizado en contar mejor la historia en el tiempo, algo que en ocasiones genera dudas y desconexiones. En lugar de esto la producción ha optado –como era de esperar– por dotar de mayor cantidad de minutos el romance que centra la historia (Casas-Vázquez) y que desnaturaliza el relato crítico del colonialismo y el poco interés que se mostró como país hacia el cuidado de la colonia y sus gentes, tanto españoles desplazados como oriundos de Guinea.

La historia creada por Luz Gabás tiene interés y se adentra en un tema pocas veces mostrado pero que daría para mucha más profundidad de la mostrada. Sin embargo al estar contado con un tono demasiado almibarado, el peso de la película no pasará de un simple relato romántico en una historia compleja –e interesante de base– mal narrada, uno más de un Mario Casas que no dota a su personaje de la carga sentimental necesaria y que parece mucho más preocupado de enfatizar sus frases con una demasiado forzada gestualización, sobre todo facial. Filmada entre Bielsa (Huesca), Las Islas Canarias y Colombia, ‘Palmeras en la nieve’ utiliza la mezcla idiomática de la época y la zona para dotar de veracidad el guion, el cual a su vez revela la diferente manera que los colonos españoles tenía de interpretar la explotación de la región y los problemas de racismo (fruto del régimen franquista español) que se originaron entre la población autóctona y los trabajadores españoles.

La película busca las emociones del espectador. Quizás demasiado. La notable banda sonora compuesta por Lucas Vidal –con tema principal compuesto junto a Pablo Alborán–, subraya en demasía el romance y las situaciones emocionales que se suceden. Errores que en ocasiones se relacionan con la falta de consistencia de la narración. El film destaca por la belleza y contraste de sus parajes así como con el excelente trabajo de peluquería y sobre todo de vestuario que Sastrería Cornejo ha dispuesto para la realización de la película.

Me complace mucho más la parte histórica y más romántica de quien vuelve a su lugar de origen que el romance amoroso entre la pareja a pesar de reconocer el buen trabajo de Berta Vázquez. Todo un descubrimiento. El resto del reparto es algo irregular: Mario Casas con una performance mucho mejor como trabajador y descubridor de los entramados de la isla que como pertinaz y romántico isleño. Alain Hernández no me parece consistente como el vividor Jacobo, Emilio Gutiérrez Caba lo encuentro perdido y los actores negros más jóvenes me parecen completamente artificiales. Mucho mejor están Macarena García, Adriana Ugarte, Daniel Grao, Celso Bugallo y Berta Vázquez en sus respectivos personajes.

En definitiva una adaptación con problemas a la que únicamente la belleza de la realización y lo interesante de la novela consiguen hacer despegar. Aceptable y que aprueba por diversos aspectos pero que queda lastrada por otros. Se deja ver.

Lo mejor: Vestuario. La banda sonora. La magnificencia de varios planos y secuencias.
Lo peor: El prolongado metraje. Mario Casas no termina de arrancar.

Valoración:
Banda sonora: 7
Fotografía: 7
Interpretación: 6
Dirección: 5
Guion: 5
Satisfacción: 5,5
NOTA FINAL: 6

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