¿Qué haríamos si al poco de nacer nuestro primer hijo llegan a la casa de al lado unos jóvenes con ganas de fiesta, impidiendo así el descanso del bebé y el nuestro propio? Seguro que más de uno entraría en cólera, otros pondrían una vela a la virgencita pidiendo que se fueran pronto, y los más diplomáticos comenzarían una afable negociación con ellos con el fin de lograr que aflojen en sus algarabías nocturnas. Cada uno seguro que mientras leía estas líneas se estaba identificando con una u otra postura. No lo nieguen.

Nicholas Stoller, habitual de la comedia irreverente ("Paso de ti", "Todo sobre mi desmadre" y "Eternamente comprometidos") profundiza en esta idea, y culmina su tesis sobre muchas de las divagaciones que recorren la mente de los jóvenes norteamericanos de hoy en día: Los miedos masculinos al compromiso, la animadversión por las responsabilidades, la inmadurez, los problemas de pareja y por fin ahora con la siempre dura adaptación de unos padres primerizos a la vida en familia. Es evidente que al otro lado del charco son prácticamente un éxito irrefutable (allí Seth Rogen y compañía son semi dioses), pero no todo lo que allí funciona tiene que hacerlo necesariamente en el viejo continente. Y es cierto, no tiene por qué funcionar pero lo cierto es que funciona. Los espectadores de la sala –todos en una horquilla de edad de 18-45 años– nos reímos de lo lindo con los diálogos abrasivos, amplias soeces y personajes histriónicamente estereotipados que generan una sonrisa nada más verlos.

Técnicamente la película no destaca por nada en particular, sin bien tiene escenas con algún efecto especial muy divertido; la narración se hace bastante llevadera hasta perezosa en ocasiones, pero se agradece el no saber exactamente por donde te va a llevar el guion. Por lo demás: Dejarse llevar.

En cuanto al reparto actoral, tenemos a Seth Rogen haciendo de Seth Rogen, es decir si te divierte lo hará, si te cae mal lo seguirá haciendo. No hay evolución en él. Donde sí que podemos sacar mucho más jugo es en las sorprendentes interpretaciones que realizan tanto Rose Byrne, como sobre todo Zac Efron (y su, esta vez sí, lucido torso desnudo). Un actor que lo mejor que puede hacer es no tomarse en serio así mismo, y evitar así las pretensiones de actor con aristas en dramas procelosos. El trio protagonista, junto con el secundario Dave Franco (hermano de James Franco) o Lisa Kudrow (Phoebe en “Friends”), nos harán reír abundantemente con bromas escatológicas, bromas de adolescente reprimido y otras burlas con carácter cinéfilo (mis preferidas).

Pienso que lo que ha hecho que esta comedia me resulte más satisfactoria, es el mero hecho de podernos identificarnos con los protagonistas. De sentirnos en alguna ocasión en su pellejo, y no tanto en esas bromas ordinarias sobre contrabando de marihuana, o sobre la hombría de alguna de los componentes del grupo de turno. Cercanía.

Película que, como hacía referencia más arriba, será exitosa en espectadores más jóvenes y seguramente más evitable para las almas adultas de la sociedad.
Yo, me lo pasé de lo lindo con una comedia que nos muestra que las situaciones de confrontación nos hacen estar mucho más alerta.

Lo mejor: Rose Byrne y Zac Efron. Las bromas con los airbags. Las imágenes de los créditos.

Lo peor: Algún tramo con piloto automático. Los personajes del amigo y el policía.

Valoración:

Banda sonora: 7, Fotografía: 6, Interpretaciones: 6,5, Dirección: 7, Guion: 6,5
NOTA FINAL: 6,60

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