En muy pocas ocasiones la sensación artística que percibe el espectador es de tal valía a la que se percibe tras ver ‘La canción del mar’. Un fulgor que se expande durante su visionado y que embriaga el alma de todo aquel que recibe el mensaje y la belleza en pantalla. Un brillo que segrega la maravillosa gema que ha creado el bueno de Tomm Moore (‘El secreto del libro de Kells’ o ‘The prophet’ junto a varios autores más) en su primer trabajo en solitario.

‘La canción del mar’ es sin lugar a dudas el estreno de la semana y la mejor película de animación de los últimos tres años. Película nominada a mejor película de animación en la última edición de los Oscar y de los Globos de Oro, además de mejor película de animación en el Festival de Gijón (donde ya la pude disfrutar meses atrás), mejor película en los Satellite Awards y 7 nominaciones en los Annie (premios anuales específicos del cine de animación) incluyendo la nominación a mejor película. Un film de autoría europea, irlandesa para más exactitud, y que a través de un trabajo artesanal de orfebrería nos hace descubrir que hay vida más allá de las grandes producciones –magníficas por otra parte- a las que nos tienen acostumbrados los estudios Pixar, Disney o Dreamworks.

En esta ocasión nos dejamos llevar por una historia de tradición, mitología y cultura irish. Una leyenda irlandesa que cuenta como después de la desaparición de su madre, Ben y Saoirse son enviados a vivir con su abuela a la ciudad. Cuando deciden volver a su casa junto al mar, su viaje se convierte en una carrera contra el tiempo a medida que se internan en un mundo que Ben sólo conoce a través de las leyendas que le narraba su madre. Pero éste no es un cuento para dormir; estas criaturas llevan en nuestro mundo demasiado tiempo. Ben pronto se da cuenta de que Saoirse será la clave para su supervivencia. Intenso y precioso cuento.

El guion de Will Collins es muy rico en submundos y mitologías provocando el encantamiento del público que asiste atónito a semejante maravilla. Para alcanzar esa placentera sensación de Nirvana a la que es llevado el público espectador es de vital importancia la melodía musical compuesta por el grupo Kila (grupo de música tradicional irlandesa) y que envuelve la historia de Ben y Saoirse de tragedia, esperanza y ternura. Una conjunción bellísima que el talento de Tomm Moore ha sabido reunir para ofrecernos esta maravilla del séptimo arte que se clavará en tu memoria y no se separará.

De obligado visionado para adultos –suficientemente sofisticada y dramática para ellos– como para niños –se dejaran llevar por sus aventuras y preciosista animación–. En general para todo aquel que desean olvidarse del mundo durante los 93 minutos que dura esta joya pulida.

Lo mejor: TODO
Lo peor: Que no haya ganado mayores y merecidos premios.

Valoración:
Banda sonora: 9,5
Fotografía: 8,5
Interpretación: -
Dirección: 9,25
Guion: 8,75
Satisfacción: 9
NOTA FINAL: 9

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