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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
9
Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1952, poco después de haber publicado la fabulosa Extraños en un tren y de que ésta fuera adaptada a la gran pantalla de la mano de Alfred Hitchcok, la novelista norteamericana Patricia Highsmith bajo el pseudónimo de Claire Morgan publicó no sin trabas El precio de la sal, una arriesgada obra sobre la relación amorosa entre dos mujeres; algo nada habitual para la época. La novela, de gran éxito y con una base autobiográfica (Highsmith trabajó de joven en la sección de juguetería de unos grandes almacenes y quedó prendada por la belleza de una bella mujer adulta vestida de visones), se reeditó casi 40 años después bajo el nombre de Carol y siéndose desvelada el secreto de su autoría. Hoy se lleva a la gran pantalla de la mano del interesante Todd Haynes, cineasta nacido de las raíces del festival de Sundance.

‘Carol’ efectivamente se desarrolla de manera incipiente en los años cincuenta y bajo el relato autobiográfico ya narrado se recrea una relación de amor y de descubrimiento sexual de una joven bajo el manto de normalidad heterosexual que los dictámenes de la época marcaban. Fascinada por la fotografía, Therese Belivet (Rooney Mara) es una confusa voyeur sin claro destino social, laboral ni sentimental, una flor por abrir en un mundo por descubrir que irremediablemente se siente atraída por una elegante mujer de clase alta (Cate Blanchett) que acude a comprar a los grandes almacenes donde Therese trabaja. Interesante como Todd Haynes juega con esto a través de los cristales y los reflejos en las lunas con gotas de agua de los vehículos, muy utilizados en toda la proyección y que revela la búsqueda y las dudas.

La historia quizás no tenga muchos recovecos y resulte más sencilla en su contenido, aunque las tramas de cada mujer por separado, la relación con su novio y su carrera como fotógrafa de Therese y los problemas del divorcio de Carol (me recordaron en cierto momento a la magnífica ‘Kramer contra Kramer’ de Robert Benton) intentan sin lograrlo del todo dotar a la historia de una mayor densidad, logrando sí en cambio una congruencia histórica sobre lo que narra y como lo narra. El vestuario, los decorados y la magnífica y adecuada banda sonora de Carter Burwell engarzan de maravilla con el estilo clásico que aporta la fotografía de Edward Lachman, trabajo que dirime un pulso entre la belleza de las mujeres y su lucha por la obtención de unos interesantes encuadres que muestran conversaciones desde dentro y fuera de la sala. La dirección de Todd Haynes, quien ya me gustó notablemente en ‘Lejos del cielo’ (2002), impregna de sensualidad y sensibilidad un relato que trata de alejarse de la amargura de este tipo de escarceos y que representa magníficamente el estilo tan económico de escritura de Patricia Highsmith, muy cercano al Guy de Maupassant, al que admiraba, y donde destaca especialmente como creadora de personajes especialmente marginales a través de la búsqueda de su magnética ambigüedad moral.

SI todo lo comentado hacen de ‘Carol’ una película de alta calidad y estilo, es inevitable reconocer también que gran parte demérito nace del mayúsculo trabajo mostrado por la pareja protagonista. La elección de ambas en un acierto innegable de la dirección de casting que se refleja de manera continuada a lo largo de los 118 minutos que dura el film. Tanto en las escenas de drama, como en las de duda o en las de más carga sexual ambas rebelan una máxima ternura hacia sus personajes dotando de esta manera de una mayor fortaleza al guion adaptado de Phyllis Nagy.

Quizás mis mayores dudas nacían de parte de Rooney Mara. No porque no hubiera demostrado previamente su calidad en películas como la versión norteamericana de la primera novela de ‘Millenium’ o incluso en ‘Efectos secundarios’ de Steven Soderbergh, sino por comprobar si era capaz de no acabar devorada por esa otra figura tan magnética y soberbia con la que compartía escena: Cate Blanchett.

Ciertamente resulta complicado no enamorarse de Cate Blanchett. Ya seas hombre o mujer. Su belleza, elegancia, lenguaje corporal…todo desemboca en una gran admiración hacia ella no solo como mujer sino fundamentalmente como la gran actriz en la que se ha convertido con el paso de los años: Versátil, eficiente, categórica, superlativa.

Una película de gran calidad que recomiendo desde estas líneas, nominada a 6 Oscars (incluidas ambas actrices además de guion adaptado, fotografía, banda sonora o vestuario), 5 Globos de Oro y 9 Baftas, donde las miradas entre las actrices forman una galaxia de emociones de la que nunca quisimos salir. Ni tú, ni yo, ni nadie.

Lo mejor: Cate Blanchett, el vestuario y la banda sonora. La ambientación en general.
Lo peor: Quizás se hace algo morosa en algún momento.

Valoración:
Banda sonora: 9
Fotografía: 8,5
Interpretación: 9
Dirección: 8
Guion: 7,75
Satisfacción: 9
NOTA FINAL: 8,55

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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