Ned Benson tuvo una idea. El director y escritor neoyorquino plasmó un guion acerca de la relación de amor entre una pareja, con sus claros y oscuros, con sus miedos y pasiones, en general con una serie de vicisitudes pero con la idea de contarlo desde los dos puntos de vista. Es decir, una película desde la perspectiva de él y otra desde el de ella. Así fue presentada en el festival de cine de Toronto del pasado año. Sin embargo comercialmente el producto no ha visto la luz de tal guisa, habiéndose remontado por la productora que dirigen los todopoderosos hermanos Wenstein y cercenando así la brillantez del producto aunque con un sentido comercial no exento de lógica. Molesta que la tijera suprima la creatividad, y sabemos que el montaje final en muchas ocasiones no es como desean los propios autores, pero el bueno de Benson, compañero de estudios de Jessica Chastain, poco podía hacer para que su película viera la luz.

El resultado es interesante sí, pero menos. “La desaparición de Eleanor Rigby” es un drama romántico con un gran reparto, donde la interpretación y luminosidad de una de sus actrices magnetiza todas las miradas. Estoy hablando de la tan buena actriz como bella Jessica Chastain. Una actriz que domina la interpretación en cualquier ámbito y que llora o ríe plena de sentimiento y emoción. “La desaparición de Eleanor Rigby” es un drama conmovedor donde las emociones, la ignorancia, la pérdida y la tragedia están expuestas en primera fila. Una tragedia que como bien dice uno de los personajes de la película es “como un país extranjero. No sabes cómo hablar con los nativos”. En la película presenciamos el viaje de dos personas destinadas a amarse, Eleanor –en honor a los Beatles– (Jessica Chastain) y Connor (James McAvoy), pero que a raíz de un hecho significativo comienza a desmoronarse su maravilloso castillo de naipes.

La cinta presenta un extraño montaje: La tijera de la productora ha hecho estragos al dejar varios huecos –lógicos por la condensación del metraje– en la historia, y dando mucho más relevancia y metraje a la historia protagonizada por la pelirroja protagonista que por el actor escocés. Sin embargo y en contra de lo que podría pensar, lo que podría considerarse un hecho negativo y casi vandálico a la obra no me supuso una losa, no dándome reparo admitir que el resultado de este híbrido de dos en uno me resultó suficientemente interesante. Cosas que pasan. Esas laguna y saltos parecen tener sentido dentro de una trama lenta y potente, en la que el paso del tiempo sirve de juez y guía.

La realización de la cinta es interesante a pesar de algún ataque preciosista –y también efectivo– con tanto efecto de plano voluntariamente desenfocado. La música supone un importante eslabón sensorial de la historia, jugando al sentimiento futuro a través de unos temas a cargo del músico más conocido como Son Lux, quién ya desarrolló las orquestaciones y diseño de instrumentos de la futurista “Looper”.

El mencionado reparto además del dúo protagonista está compuesto por Viola Davis, profesora de Eleanor y el personaje que más sufre con el montaje final, William Hurt como padre de Eleanor y pieza importante del guion, Isabel Huppert como madre de Eleanor, el cómico Bill Hader –“Saturday Night Live”– como amigo inseparable de Connor y Ciarán Hinds (“Harry Potter”) como padre de Connor.

En definitiva una interesante película que ha quedado en menos de lo que era –parece ser que en el DVD podremos disfrutar de las dos películas originales–, pero que a pesar de ello mantiene su carga dramática y su bonito pero desconcertante final.

Lo mejor: Jessica Chastain. Las grandes frases de los padres respectivos.
Lo peor: Que la vertiente comercial nos deje sin disfrutar de la obra original.

Valoración:
Banda sonora: 6
Fotografía: 6
Interpretaciones: 7
Guion: 6,5
Dirección: 6
Satisfacción: 6,5
NOTA FINAL: 6,5


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