Áspera, contundente, claustrofóbica, incómoda, austera, magnífica. Adjetivos absolutamente precisos sobre una de las películas más interesantes en llegar a la cartelera en los últimos meses: la película dirigida por el chileno Pablo Larraín, ‘El club’, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín, presente en la sección oficial de San Sebastián en Horizontes Latinos y que ha logrado 9 nominaciones para los próximos Fénix del cine latinoamericano que se celebrarán en México el 25 de Noviembre.

Es curioso como en ocasiones el cine te plantea retos como este. Retos como espectador, como visualizador de una historia llena de recovecos y de alegorías demoníacas que exploran la no consciencia del ser humano, la maldad y la incomprensión dentro de la impunidad. ‘El club’ es una propuesta arriesgada, rodada con templanza y donde se utilizan recursos fílmicos que narcotizan al espectador en la máxima y lúgubre existencia. Una película soberbia pero a la vez de difícil recomendación. Un film durísimo y sin lugar a dudas no apto para todos los paladares.

En ella vemos como Pablo Larraín (nominado al Oscar en 2014 por ‘No’, es magnífica propuesta sobre la campaña en contra de la dictadura de Augusto Pinochet) y con guion de Guillermo Calderón y Daniel Villalobos nos cuenta una realidad de la iglesia católica: la existencia por el mundo de casas donde recluyen a sacerdotes o curas con delitos graves de diversa índole; personas que viven bajo la protección y el cobijo de la iglesia pero bajo unas estrictas condiciones de convivencia a modo de penitencia. En ‘El club’ vemos como cuatro hombres conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de una cuidadora. Los cuatro hombres son curas y están ahí para purgar sus pecados de pederastia, robo de bebés o pertenencia a regímenes dictatoriales. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. A partir de ese instante un padre investigador y psicólogo tratará de averiguar cómo es la convivencia actual en la casa y si los componentes cumplen las estrictas reglas de expiación.

En ‘El club’, además del discurso sobre los pecados de la iglesia y de su propia hipocresía, contemplamos una mirada muy profunda a las incorrecciones y desviaciones de la conducta humana, algo de lo que no se libran ni los denominados siervos de Dios en su profesión de la fe. El trabajo interpretativo es encomiable. Desde los más reconocibles como Roberto Farías (memorable su personaje de Sandokan), Alfredo Castro o Antonio Zegers (esposa de Pablo Larraín), pasando por Alejandro Goic, el famosos director teatral y dramaturgo Alejandro Sieveking, Jaime Vadell o Marcelo Alonso. Actores, muchos de ellos ya presentes en ‘No’, y que revelan la calidad interpretativa que existe en el cine chileno. La película, filmada en su mayor parte en la localidad chilena de Navidad, combina la belleza del paraje natural y su costa con la pobreza existente en la región, todo ello a través de la marca de la casi sombría fotografía realizada por Sergio Armstrong, director de fotografía del realizador chileno.

En definitiva una magnífica película, dura y compleja pero de un aplomo y contenido abrumador.

Lo mejor: El guion y sus interpretaciones.
Lo peor: La dureza de la propuesta no será digerida por muchos. La dificultad de entender alguna conversación muy puntual.

Valoración:
Banda sonora: -
Fotografía: 8,5
Interpretación: 8,5
Dirección: 7,5
Guion: 7,5
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 8

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