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Voto de Sergio Berbel:
9
Drama Cuatro niños, hijos de distinto padre, viven felices con su madre en un pisito de Tokio, aunque nunca han ido al colegio. Un buen día, la madre desaparece dejando algo de dinero y una nota en la que encarga al hijo mayor que se ocupe de sus hermanos. Condenados a una dura vida que nadie conoce, se verán obligados a organizar su pequeño mundo según unas reglas que les permitan sobrevivir. Sin embargo, el contacto con el mundo exterior ... [+]
15 de septiembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Nadie sabe”, del contrastado cineasta nipón Hirokazu Koreeda, rompe para mí con todos los prejuicios que me surgen habitualmente ante el sobrevalorado cine oriental. Porque en esta cinta, que es un grito magistral con conciencia social, lo formal no prima sobre el contenido, lo tradicional no gana a lo moderno, lo contemplativo no le tuerce el pulso a la fuerza narrativa. Con el único defecto de un exceso de metraje por una reiteración de situaciones, Koreeda pone el dedo en la llaga de la sociedad japonesa sin tapujos, con valentía y, lo que es menos habitual en su escuela cinematográfica, con gran corazón y sensibilidad, sin la frialdad y el distanciamiento habituales.

Con un tono cuasidocumental, como si de los hermanos Dardenne o de Ken Loach se tratase, esta sabia y portentosa mezcla de “Cafarnaum” de Nadine Labaki, “The Florida Project” de Sean Baker, “Lou” de Belinda Chayko y “Verónica” de Paco Plaza (sin ningún componente terrorífico ni paranormal pero sí como denuncia de la esclavitud de un menor que tiene que hacer las funciones de sus negligentes padres), funciona a las mil maravillas y cuenta lo que debe contar y en el tono en el que lo debe hacer.

Una madre llega a un nuevo piso alquilado sola con su hijo de doce años, Akira. Le comenta al casero que no tendrá problemas de ruidos o destrozos en el piso porque su marido está trabajando fuera y su hijo es un alumno ejemplar en el colegio. Pero, dentro de dos grandes maletas que traen en el camión de la mudanza, van escondidos otro hijo y otra hija más pequeños. La segunda hija (cuatro en total) aparece en autobús por la zona.

La realidad no es como la madre la contaba: no existe tal padre porque cada uno de los cuatro ha sido concebido por cuatro hombres diferentes, todos desentendidos de sus vástagos; ella se supone que trabaja mucho y no puede cuidarlos, nunca está en casa, motivo por el que Akira, el mayor, tiene que cuidar de sus hermanos. Ninguno de los cuatro han sido escolarizados nunca y los problemas económicos son constantes. La cuestión se agrava cuando la madre, persiguiendo el amor por quinta vez, los abandona. A partir de ese momento, Akira tiene que hacerse cargo de sus hermanos.

El guión del propio Koreeda es sublime y en él se van encajando todas las piezas del puzle con una paciencia ciertamente oriental. Quizás eso lleve al ya comentado exceso de metraje y a cierta tendencia a la reiteración de situaciones que acaba calmando un tanto las ansias del espectador por saber qué va a ser de esos niños abandonados a su suerte por una madre que no merece serlo. Siempre me he preguntado por qué los padres y madres adoptivas tienen que pasar un calvario de pruebas para demostrar su valía en esos menesteres y en el caso de la paternidad y la maternidad natural no es así.

Y ojo a la interpretación del niño protagonista, Yuya Yagira, que no supone algo menor ni mucho menos.
Sergio Berbel
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