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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama León y Olvido son hermanos mellizos y huérfanos. León tiene el síndrome de Down. Olvido, cuyas relaciones sentimentales no van nada bien, ha tenido que dejar sus estudios y ponerse a trabajar. León pretende acaparar las atenciones de su hermana. Los sentimientos que les unen y enfrentan son muy intensos por ambas partes hasta que un día aparece en sus vidas Damián. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2022
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Hay diferentes maneras de afrontar la narración de la vida de personas con síndrome de Down de maneras muy divergentes. Hay un camino fácil, comercial, naif y tontorrón como el de “Campeones” de Javier Fesser; hay otra forma adulta de acercarnos a esta vida cotidiana de manera dura y veraz como la que propone la maravillosa “Yo, también” de Álvaro Pastor y Antonio Naharro; y existe un camino intermedio como el que ofrece “León y Olvido” de Xavier Bermúdez.

Es obvio que la película es más superficial y liviana que “Yo, también”, pero desde luego es mucho más comprometida y veraz que la simplona y palomiteramente familiar “Campeones”. Esta historia de perdedores engancha sin entusiasmar y resulta apropiada y conveniente para acercarse, no sólo a la vida diaria de las personas con síndrome de Down, sino también de sus familias, que es lo más interesante de la cinta gallega, de quien tiene que compatibilizar su vida con su labor supervisora.

Xavier Bermúdez dirige su propio guión sobre la sorpresa que la vida le depara a Olvido, una chica que apenas sobrevive trabajando de la costura, huérfana y que tiene que hacerse cargo de León, su hermano mellizo con síndrome de Down que es expulsado de la institución en la que reside por su rebeldía y que tan sólo tiene a Olvido como único familiar que pueda hacerse responsable del mismo.

La convivencia comienza mucho más que mal, tanto porque Olvido se resiste a destrozar su vida por tener que cuidar de un hermano y pretende preservarla por encima de todo, como porque el propio León colabora poco dada su naturaleza indomable. El drama familiar está servido y, si bien no alcanza cotas épicas, sí deja sobre la mesa algunos planteamientos interesantes.

Por supuesto, nada de esta construcción funcionaría sin la entrega interpretativa tanto de Guillem Jiménez como de una estratosférica Marta Larralde como Olvido, capaz de llenar de ternura la pantalla en un plano como de escupir odio con una convicción absoluta en el siguiente. Una auténtica maravilla.

Quizás la demora en su desenlace y cierto exceso injustificado de metraje acaben lastrando una interesante cinta.
Sergio Berbel
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