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Voto de Sergio Berbel:
4
Aventuras. Drama La historia tiene lugar en la aldea turca de Mardin en 1915: en una noche en la que la policía turca está atrapando a todo hombre armenio, el joven herrero Nazaret es separado de su familia. Años después, tras sobrevivir al horror del genocidio, recibe noticias de que sus hijas gemelas también están vivas. Obsesionado con la idea de encontrarlas, sigue el camino que, ojalá, desemboque en un reencuentro. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2021
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Me acercaba con actitud reverencial a “El padre (The cut)” por la única razón de su autoría, firmada por Fatih Akin, responsable de dos de las más colosales películas de los últimos años: “Contra la pared” y “En la sombra”, ambas muestra perfecta de un cine comprometido, incómodo, que pone su lupa en la cara oculta de la sociedad, que generan debate y tienen un empaque formal impresionante a la vez. Por desgracia, “El padre (The Cut)” es un chasco de una dimensión tan épica como la historia que trata de contar Akin y que termina siendo puro desbarre. Cargada de buenas intenciones pero pésimos resultados.

Apenas llevaba cinco minutos de visionado de la cinta y lo primero que pensé es que estaba en presencia de una adaptación literaria, de otra de esas películas atolondradas en las que se suceden los acontecimientos a toda velocidad sin dejar respirar las situaciones ni las consecuencias psicológicas de las mismas en sus personajes porque se trata de condensar mil páginas en dos horas de metraje. Nada más lejos de la realidad, por desgracia. Lo peor es que estamos ante un guión original y firmado por el propio Akin. No daba crédito. Pero lo peor estaba por llegar.

Las intenciones de la cinta, denunciar desde el seno de la propia Turquía el genocidio perpetrado contra el pueblo armenio, son mucho más que loables y merecen nuestro reconocimiento por su atrevimiento (de hecho, cuentan las malas lenguas que Akin no encontró actores turcos que quisieran intervenir en una película que denuncia un exterminio llevado a cabo por el Imperio Otomano contra el pueblo armenio y que hoy día todavía Turquía pone en duda). La primera mitad del film, aprobada para ver en Semana Santa por la textura de peplum que derrocha, nos narra la historia de un herrero armenio que ama con locura a su esposa y dos hijas gemelas como Dios manda (es cristiano) y que es reclutado a la fuerza por los turcos en 2015 para participar en la I Guerra Mundial.

A partir de ahí, el protagonista tiene que sobrevivir a dos millones de situaciones de peligro (no es que la cosa se convierta en increíble, es que cuesta trabajo no aburrirse con la suerte insistente de este armenio nacido con estrella) para intentar reencontrarse con su familia, en un periplo vital cansino y fantástico (por intragable) que lo conduce de Turquía a los USA pasando por Cuba. Espíritu viajero de padre necesitado de localizar a su prole.

Estéticamente la cinta no aporta nada de la genialidad de Fatih Akin. Su enorme presupuesto tampoco. Una superproducción con todos los gravísimos defectos propios de las películas de su género. El guión es imposible y anodino. Las situaciones reiteradas. La música de Alexander Hacke a ratos resulta cargante y estridente. Y ni el buen actor Tahar Rahim puede sostener un edificio fílmico que se derrumba delante de nuestros atónitos ojos. Así no, Fatih.
Sergio Berbel
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