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Voto de Sergio Berbel:
10
Romance. Drama Laura Jesson es un ama de casa algo aburrida de la rutina que vive con su marido y familia. Una vez a la semana, suele ir a la ciudad de compras. En uno de esos viajes rutinarios, Laura coincide con el Dr. Alec Harvey en la sala de espera de la estación de ferrocarril. Ambos son de mediana edad, casados y tienen dos hijos cada uno. Comienzan a hablar, y tras disfrutar cada uno de la compañía del otro, ambos continúan reuniéndose ... [+]
19 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1945, David Lean conquista el mundo con su primera obra maestra, “Breve encuentro” que, desde el día de su estreno, conmociona (y lo sigue haciendo con la misma intensidad a día de hoy) por la realidad descarnada de la propuesta sobre el inconveniente amor adúltero nacido entre dos personas casadas y con hijos, lo efímero de la situación por naturaleza y, de camino, y ahí radica la gran genialidad de la propuesta fílmica, un certero y preclaro análisis sobre la institución familiar y el difícil equilibrio entre verdad y mentira sobre el que se sustenta. Que ganara la Palma de Oro en el Festival de Cannes era de justicia.

Pero, como siempre, resulta imposible hablar de un film de David Lean sin comenzar por lo estético, por lo narrativo a través de la fórmula del flashback y por lo musical. Y esas constantes que se irán repitiendo en su portentosa filmografía cuajada de obras maestras (“Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago”, “La hija de Ryan”, “El puente sobre el río Kwai”…) ya aparecen en esta magistral “Breve encuentro”:

1 Fundamentándose en una portentosa dirección de fotografía en un hipnótico blanco y negro de Robert Krasker (“El tercer hombre”), David Lean elige los encuadres más pulcros, los ángulos más elegantes, los lentos movimientos de cámara frente a un espejo y lo que se percibe desde el lado exterior de las ventanas. Las ventanas siempre como una constante visual de Lean que tanto me fascina.

2 Como es habitual en las grandes obras maestras del genio británico, la cinta comienza con una pareja charlando en la cafetería de la estación del tren (la importancia metafórica de los trenes en esta cinta daría para varios volúmenes), una pareja triste que parece estar despidiéndose. A través de un flashback, como no podría ser de otra manera en la obra de David Lean, conoceremos que ambos no deberían estar allí juntos, no deberían sentir lo que están sintiendo, no deberían saberse a años luz de sus cónyuges y de sus hijos y, sin embargo, no han podido hacer nada para evitarlo. Magnífica adaptación de la obra teatral en un solo acto de Noël Coward titulada “Still life”.

3 Esta vez el soporte musical para el despliegue de sentimientos con la elegancia y sutileza propia del maestro es del “Concierto para piano nº 2” de Sergei Rachmaninoff, cuya partitura suena una y otra vez de forma elegamente obsesiva durante los demasiado breves 85 minutos de metraje.

Sobra decir que la, entonces desconocida, pareja protagonista está magistral, encarnando con una sinceridad arrasadora y una veracidad indiscutible el inconveniente amor nacido entre los personajes que asumen magistralmente Celia Johnson y Trevor Howard. Ellos son las dos piezas que el engranaje necesitaba para hacer andar a esta obra maestra atemporal.
Sergio Berbel
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