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Voto de Sergio Berbel:
7
Thriller. Drama Verano de 1978. Ignacio Cañas (Marcos Ruiz) es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco (Chechu Salgado) y a Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la ... [+]
5 de febrero de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Monzón nos ha regalado su particular y personal homenaje al cine quinqui con “Las leyes de la frontera”, una película buena e interesante pero a la que le falta bastante alma social y algo más para que cale más allá del inolvidable personaje de Tere, que ese sí que marca. Adolece de los mismos defectos que presentaba el cine quinqui al que homenajea y también atesora sus virtudes, pero está muy lejos del nivel cinematográfico de otras obras de su autor como “Celda 211” o “El niño”. Además, se resiente de una expresa vena palomitera, pecado mortal propio de todo lo que impulsa Netflix.

Monzón nos sitúa en la Girona del momento del asesinato (uy, lo que he dicho), perdón, de la muerte de Juan Pablo I. En 1978, las bandas de quinquis, los palos a las farmacias, la droga barata y mortal, y la rumba carcelaria campan a sus anchas en Catalunya. Un pobre chaval, víctima de un terrible acoso escolar, se queda enganchado a Tere (el gran personaje de la película y el único que acaba resultando inolvidable), la compañera de sexo y fechorías del líder de un grupo dedicado a la más elemental delincuencia para costearse las sustancias ilegales que consumen. Tere logra arrastrar a este niño bien hijo de funcionario hacia la cara aún más oscura de la vida y logra que este chaval comience su transformación en delincuente consumado como si de un film iniciático de gangsters de Martin Scorsese se tratase.

Con un metraje quizás un tanto excesivo, Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría adaptan la novela homónima de Javier Cercas, mientras que la rumba carcelaria corre por cuenta de los Derby Motoreta´s Burrito Kachimba. La luminosa y vocacionalmente comercial fotografía tiene la firma de Carles Gusi y funciona a la perfección para este tipo de producto.

Una galería de personajes propios del cine quinqui se pasean por sus más de dos horas de duración, pero uno solo de ellos realmente me emociona, me intriga y me traspasa para resultarme inolvidable: la Tere que interpreta magistralmente Begoña Vargas, la “femme fatale” que desnorta el rumbo de todo el grupo por su coraje, sensualidad e inteligencia. Por Tere cualquiera cambia de vida y su protagonista, Ignacio Cañas (encarnado por Marcos Ruiz), no se lo piensa ni un momento, como también se deja arrastrar un interesante Zarco (Chechu Salgado) creando un apasionante triángulo, lo mejor de la cinta de lejos.

La ambientación es uno de los puntos fuertes de la película, donde no se deja al azar ni un solo detalle y logra sumergirnos perfectamente en los ambientes marginales de la Girona de los años 70.
Sergio Berbel
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