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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama Astrid es una adolescente que vive en California con su madre, Ingrid, una bella mujer que se dedica al arte. Llevan una vida perfecta hasta que aparece en sus vidas Barry, del que Ingrid se enamora locamente. Pero un día Ingrid es acusada del asesinato de a Barry y condenada a cadena perpetua, por lo cual Astrid se ve obligada a ir a casas de acogida. Durante años Astrid vive relaciones apasionadas, y se apoya en la religión y el ... [+]
21 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter Kosminsky nos entrega una buena película con “La flor del mal” y, sin embargo, frustra las expectativas que su argumento y su reparto femenino levantan en el cinéfilo. Porque si nos sabemos ante una película sobre la difícil vida de una adolescente con una madre despiadada y egocéntrica que, al cometer un delito y ser ingresada en prisión, da lugar a que su hija vaya dando tumbos por familias de acogida; y si se nos cuenta que la misma está interpretada por Alison Lohman (en el mejor papel de su carrera), Michelle Pfeiffer, Robin Wright o Renee Zellweger, todos esperamos un film de profundo calado. Pero “La flor del mal” finalmente no lo acaba siendo.

Astrid (portentosa Alison Lohman que sostiene el film íntegramente con su extraordinaria interpretación) es la hija adolescente de Ingrid (Michelle Pfeiffer), una artista con un fuerte carácter despiadado con sus semejantes, incluida su hija y que, como consecuencia del asesinato de su amante, es condenada a cadena perpetua, por lo que la joven Astrid se ve inmersa en una espiral de centros y familias de acogida que irán marcando capítulos en su vida.

Lo realmente brillante de la cinta es la constante presencia de Alison Lohman durante todo su metraje, así como cierto tono de cine indie norteamericano que Peter Kosminsky sostiene a lo largo del film, además de contar con una fotografía de Elliot Davis donde las flores blancas dentro de jarrones con leche, sus dos protagonistas rubias de piel blanca y una luminosidad latente suponen un acierto cromático. Igualmente, cómo no, resulta llamativa la música de Thomas Newman, para mí, uno de los grandes compositores musicales del cine contemporáneo.

Pero es el guión de Mary Agnes Donoghue, adaptando el best-seller de Janet Fitch, lo que falla, lo que impide que la obra cale, emocione y perdure en la mente del cinéfilo, sobre todo porque reitera algunas situaciones en demasía y entra en algunos lugares comunes que hubieran sido fácilmente prescindibles.
Sergio Berbel
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