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Voto de Sergio Berbel:
2
Terror. Thriller Hace quince años que el Hospital Mental de Danvers (Massachussetts), que se levanta amenazador en medio de un bosque, ha sido cerrado, y los vecinos procuran mantenerse alejados del lugar. Gordon Fleming (Peter Mullan), un emigrante escocés que posee y dirige Hazmat Elimination Co., necesita urgentemente conseguir el contrato para retirar los peligrosos residuos de amianto del hospital. Con tal de cerrar el acuerdo, Gordon, ... [+]
22 de diciembre de 2021
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El género de terror es un pozo sin fondo de desilusiones, desengaños, chascos y tomaduras de pelo varias. Incluso cuando ponemos sobre la mesa un nombre del nivel de Brad Anderson (especialista en el género que firmó una de las cintas más originales de lo que va de siglo XXI con “El maquinista” y ha participado dirigiendo episodios de series de altísimo prestigio de David Simon como “The Wire” o “Treme”) y cuando vienen precedidas de (presuntas) buenas críticas. Sigo salvando del género en etapa contemporánea tan sólo a “Déjame entrar” de Tomas Alfredson, “A ghost story” de David Lowery, “Thelma” de Joachim Trier y “Verónica” de Paco Plaza. Nada más.

“Session 9” no hay por dónde cogerla. La cinta es un despropósito de principio a fin sin descanso. Las situaciones iguales a miles anteriores y a otras tantas que les han sucedido no aportan nada que no hayamos visto mil veces con anterioridad y el aburrimiento que te va creando es lo único que genera miedo por su intensidad. El terror brilla por su ausencia casi tanto como la verosimilitud o la originalidad.

Al espectador le importa bien poco el futuro de sus personajes, e incluso puede llegar a alegrarse del mal que reciban algunos de ellos, totalmente merecido. El guión es una estulticia intragable y su final… No voy a hablar si no es en presencia de mi abogado: falso, increíble y fácil como pocos.

La historia ya pintaba mal “ab initio”: el dueño de una empresa de reformas está en una situación económica difícil y consigue, bajo promesa de tenerlo listo en una sola semana, el contrato para liberar de residuos de amianto un viejo edificio que fue en su momento un terrible centro psiquiátrico y que ahora está medio en ruinas. Los días de la semana se van sucediendo perfectamente nominados en pantalla (nadie sabe por qué) mientras que el protagonista cojea (nadie sabe para qué por mucha similitud simbólica que se nos quiera vender, salvo que se trate de un estúpido e innecesario homenaje al personaje de Jack Torrance de “El resplandor” de Stanley Kubrick).

Obviamente, y como era de esperar, en el interior de aquel inmueble con mala pinta comienzan a ocurrir cosas extrañas por un lado y, por el otro, uno de los obreros va a dar por casualidad (que ya que es casualidad) con las cintas de unas sesiones grabadas con una antigua paciente aquejada de múltiples personalidades y un pasado sangriento).

Sé que no suena muy alentador y menos original. Pues el resultado es aún peor. Lo prometo por mi conciencia y honor.
Sergio Berbel
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