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Voto de Sergio Berbel:
10
Thriller. Drama Esteban (Carmelo Gómez) y Pedro (Mariano Alameda) son dos espeleólogos que llegan a una zona montañosa para estudiar el hallazgo de una cueva y determinar si tiene interés científico. Les acompaña Gabi (Judith Diakhate), la novia de Esteban, que les espera al pie de la montaña. Pero cuando los espeleólogos están en la cueva, a Gabi se le acerca un desconocido... (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que estamos cercanos a la efeméride del XV aniversario del estreno de “La noche de los girasoles” de Jorge Sánchez-Cabezudo, una de las grandes películas de la pasada década y uno de los mejores thrillers de la historia de nuestro cine, era el momento y el lugar de revisionarla. Y lo que ocurre con las grandes cintas inmortales es que, cada vez que la disfrutas, crece con cada visionado. Si siempre me entusiasmó, esta tarde me ha hecho levitar del sillón un buen puñado de centímetros.

Es obvio que la gran especialidad de nuestro cine es el noir (a las pruebas de “Tarde para la ira”, “La isla mínima”, "Que Dios nos perdone" o “Plenilunio” me remito). Pero si una muestra colosal de cine negro la mezclas con una película coral en un pueblo perdido absolutamente representativo de lo que se ha dado llamar “la España profunda”, de un lugar donde no hay cobertura para móviles, los vecinos escasos, los odios enquistados, la Guardia Civil entre aburrida y hastiada con deseos de salir de ese pozo sin vida, el turismo rural como amenaza y como oportunidad, la violencia machista, las infidelidades, los matrimonios frustrados, la insuperable brecha entre yerno y suegro, la incorruptibilidad puesta a prueba, la difusa frontera entre la locura y la razón, las vecindades bañadas en sangre, la terrible realidad de que siempre ganan los malos, el elemento distorsionador del forastero para un pueblo pequeño… ¿Qué no está en esta obra maestra? ¿Cómo es posible que esté más viva y actual que nunca 15 años después?

Una violación de una forastera recién llegada hace nacer una espiral de intereses ocultos y violencia que se convierte en irrespirable. Y todo ello en una película perfectamente coral, donde ningún personaje es de cartón piedra, donde todos juegan su papel y tienen su perfecta personalidad, donde nadie sobra, donde todos tienen aristas y no existen los buenos de película, donde cada escena es un paso más hasta el fondo de abismo y hasta un glorioso final descorazonador que pasa por ser uno de los mejores finales de nuestro cine, mientras suena el tema que se convierte en corazón y leit motiv de la película, “Un compromiso” de Antonio Machín. Canción que viene a resumir una película que es una lección magistral de noir de unos niveles inconmensurables.

Todo contado con una capacidad visual apabullante y agreste, seca, dura, impactante, como corresponde a una historia para adultos que sepan respirar hondo, que sepan lo que es la vida (tan lejana a las películas), que entiendan que no existen los buenos. Cuanto menos sepas de su argumento mejor, cuanto menos conozcas su impactante galería de personajes del pueblo más te atrapará, cuanto menos al día estés de la trama, tanto mejor. Porque “La noche de los girasoles” nació hace casi 15 años para golpearte el estómago y recordarte que la vida es mucho más fea que como se representa en las películas.

No es que debas verla, es que tienes que verla de rodillas, porque no merece menos. Jorge Sánchez-Cabezudo debería dedicarse menos a las series y mucho más al cine, visto lo visto, porque pocos saben lo que hacen como él.
Sergio Berbel
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