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Voto de Sergio Berbel:
10
Intriga. Drama Marnie (Tippi Hedren), embustera y ladrona compulsiva, se sirve de su trabajo como secretaria para robar. Cuando Mark Rutland (Sean Connery) la contrata, no sólo no abandona sus delictivos hábitos, sino que, además, se comporta de manera absolutamente desquiciada. A pesar de todo, Mark, cediendo a un impulso inexplicable, decide casarse con ella y averiguar las razones de su obsesivo comportamiento. Cuando un terrible accidente lleva a ... [+]
12 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfred Hitchcock fue un adelantado a su tiempo. En buena medida, las formas del cine moderno fueron establecidas por él. Pero además, “Marnie, la ladrona” es su película más oscura, compleja y especial, por cuanto también afronta una serie de temas de una modernidad apabullante y de una forma totalmente desprejuiciada. Es por ello por lo que esta cinta fue siempre infravalorada dentro de la trayectoria del genio cuando resulta paradójicamente una de las más relevantes desde mi personal criterio.

Desde el prisma formal, y más allá de sus elegantes y perfectos movimientos de cámara y picados y contrapicados, Hitchcock se supera a sí mismo en la creación contemporánea de imágenes innovadoras como los planos holandeses elegidos para filmar los escasos besos del film, el plano general del robo donde se pueden seguir varias acciones de manera simultánea o los fundidos en rojo y los juegos de luces.

Pero donde el gran maestro se jugó el tipo fue en el contenido, incluso atrevido para la sociedad actual e inimaginable el efecto en el momento de su estreno en 1964: relaciones materno-filiales castradoras, fobias sexuales, oscuros sueños recurrentes, posiciones críticas con los efectos reales del psicoanálisis, cleptomanía… “Marnie, la ladrona” es un atrevido resumen de parámetros psiquiátricos de una oscuridad mayúscula.

La cinta, además, me resulta un compendio final de temas previamente ensayados por el propio Hitchcock en su filmografía: desde que el film principia con el robo perpetrado por una bella mujer como en “Psicosis” hasta el estudio de los sueños que nos remite a “Recuerda”, pasando incluso por la versión femenina de una frase ya pronunciada en “Psicosis”: “La mejor amiga de una chica es su madre”.

Obviamente, resulta totalmente imposible evitar tres nombres propios que refulgen especialmente en el film: la interpretación insuperable de Tippi Hedren como Marnie (seguramente la mejor de su carrera, superándose a sí misma en “Los pájaros”), la forma de sostener el pulso de Sean Connery ante ella y, sin la menor duda y a la misma altura, otra partitura musical de Bernard Herrmann para un film de Hitchcock absolutamente apabullante, pura historia del cine y de la música.

Pero no se debe perder de vista tampoco la interpretación de una de las mejores actrices secundarias de la historia del cine, Diane Baker, que hace refulgir todas las escenas en las que aparece como la cuñada de Mark, el coprotagonista de la cinta y que merece toda la atención del cinéfilo.

El magistral guión de Jay Presson Allen, adaptando la novela de Winston Graham, resulta tan magistral que sus 129 minutos se escapan entre los dedos. Tan fantástico como la dirección de fotografía de Robert Burks, que consigue todo lo que Alfred Hitchcock había diseñado para una de sus películas más personales, o quizás la más personal de todas ellas.
Sergio Berbel
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