El cine es un arte a la altura de cualquiera de las seis Artes Mayores, y a Ford lo considero uno de los grandes artistas del siglo XX. Pero en una obra tan prolífica como la suya hay mucho de irregularidad, de aprendizaje y de mitificación. Considerado el cineasta clásico por excelencia, sin embargo su cine, clasicista en las formas, apela claramente a las emociones. Ahí radica su fuerza y su debilidad. Y la mía.

Contradictorio, inventor de sí mismo, Ford fue un fingido irlandés que se cambió el nombre varias veces, siempre fascinado por el pasado y los tópicos, por un tiempo y un lugar que en realidad nunca vivió. Por eso se enamoró del western y así aprendió a hacer cine.

Al ver por vez primera QVEMV, me emocionó, quedé fascinado por el lacrimógeno y sólido drama que construye el director a partir de la novela original. Revisada hoy, me sigue pareciendo buena, con sobrada solvencia en dirección, interpretación, fotografía, guión. Aunque no en su partitura, que entonces y ahora se me antoja cursi y exagerada. Newman tuvo un mal día. Pero en absoluto me ha emocionado, he percibido la historia como distante y artificial, no he sido capaz de meterme en la piel de ninguno de sus personajes ni de identificarme con sus sentimientos. La he encontrado nostálgica y teatral, que idealiza (a pesar del sufrimiento mostrado) un mundo que nada tiene de idílico, y muy doctrinaria, si bien hay que valorar que se hizo en pleno contexto bélico, a punto de la entrada estadounidense en la II GM. Valores tradicionales ligados a la familia, la patria, la tierra, la religión, en definitiva, el volkgeist fordiano en versión galesa. Demasiado densa en estos aspectos.

Me hubiera gustado decir que es una de las películas más maravillosas que he visto, que todavía estoy compungido de emoción, pero no sería honesto. Las películas son como el enamoramiento, apelan a lo más subjetivo e irracional; sólo hay que dejarse llevar, pero en esta ocasión la fuerza de las minas de Gales no ha sido suficiente para arrastrarme colina abajo, como la primera vez. I’m sorry, John.

PD. Una frase memorable: -Yo soy un cobarde, pero te guardaré la chaqueta.