Tres historias paralelas que se entrecruzan por una fatalidad. Tres historias con perros que llevan una vida más o menos igual de dura que sus desdichados amos. Perros de pelea que en cada combate exponen la propia vida, como los pendejos que hacen negocio con ellos, al borde del abismo. Perros de alta sociedad, mimados, de aparente vida fácil pero que un buen día descubren que el subsuelo de la vida está lleno de insaciables e inmundas ratas. Simples perros vagabundos que tuvieron un pasado mejor pero que, ahora, desarraigados, frustrados, vagan por un mundo áspero e inmisericorde. Para unos y para otros, bípedos y cuadrúpedos, la vida es, verdaderamente, muy perra. Y el amor.

Iñárritu debuta con un esquema que ha vuelto a repetir en “21 gramos” y en “Babel”, con pequeñas variaciones. Esta obra tiene más valor por que es más fresca, intensa y descarnada, y porque es la primera. Larga y a ratos irregular, en especial la historia protagonizada por Goya Toledo, se trata de una ópera prima notable.