Lo peor y lo mejor de la película es su pareja protagonista. En esta ocasión, Gómez está bastante afortunado en su creación de mafioso gallego, con aire socarrón y exacerbado punto hijoputa. No puedo decir lo mismo de Silva, que se empeña –él o el director- en extrapolar su personaje de ‘Los hombres de Paco’ a un contexto mucho más duro, como el que describe la película. Si ya la serie de Antena 3 tiene poca gracia, aquí ni os cuento; Huguito está para matarlo.

Tal vez los responsables han intentado un híbrido entre cine negro y comedia mafiosa, pero es en los momentos supuestamente irónicos cuando el invento hace más aguas. Hay algunas situaciones bastante mal resueltas, y el giro final sólo parece tener por objeto sorprender al espectador, aunque la verosimilitud salte por los aires. En fin.

Entretenidilla a ratos y poco más. Una de tantas.