Media votos
4,7
Votos
807
Críticas
807
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Shinboneniná:
4
7,4
49.804
Drama. Romance
Año 1851. Ada, que es muda desde niña, acaba de enviudar. Un matrimonio concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda, acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar. (FILMAFFINITY) [+]
12 de marzo de 2009
114 de 185 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que cuando la vi en el cine me decepcionó profundamente. He vuelto a revisarla y la verdad es que mi opinión no ha cambiado un ápice. Sé que es la película favorita de mucha gente, pero me parece una historia demencial. Se decía que era una película feminista, tal vez por el simple hecho de que en aquellos años no era frecuente que una mujer se pusiera tras la cámara. Aunque el personaje que interpreta Holly Hunter, aparte de incongruente e inverosímil, me parece harto inmoral. Y no deja precisamente en buen lugar a las féminas. La frase que le dice el personaje de Keitel a Hunter y que titula esta crítica me parece que resume perfectamente esta afirmación. Sigo en el spoiler.
Por lo demás, me parece una película nihilista, de un esteticismo efectivo, pero vacuo, con una bonita música y cuidada fotografía, nada más. No me creo nada de lo que me cuentan, ese es el problema. Manda narices que se llevara el Óscar al mejor guión original.
Por lo demás, me parece una película nihilista, de un esteticismo efectivo, pero vacuo, con una bonita música y cuidada fotografía, nada más. No me creo nada de lo que me cuentan, ese es el problema. Manda narices que se llevara el Óscar al mejor guión original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No entiendo que la protagonista prefiera pasar la primera noche en la playa, junto a su piano, y luego, cuando Neill le dice que el piano se queda en la playa, no pone demasiados reparos. Aunque lo de vender, literalmente, su cuerpo y su dignidad tecla a tecla es lo que menos me cuadra, más aún a un individuo al que considera un patán inculto. Pero hay que ver qué frases más poéticas y bien construidas le suelta el voyeurista melómano. Si esto no es una representación de la mujer como mero objeto sexual, no sé. Tampoco entiendo las reacciones de la repelente niña, que ve a su madre fornicando en la cabaña y se limita a observar; y luego le hace a Neill la confidencia. Un tipo al que se negaba a llamarle papá, pero que de la noche a la mañana confía ciegamente en él. Ni comprendo que Neil, que se queda observando el adulterio la primera vez, de repente se convierta en un celoso violento. Ni que cuando la Hunter es arrastrada por el piano al fondo del mar, no sea Keitel el primero en lanzarse al agua a rescatarla. Ah, que no sabía nadar.